Día 5: El thriller policíaco siempre al rescate


 Avanza la segunda semana del penúltimo mes del presente año, y con ella, el desarrollo del Festival de Cine Europeo de Sevilla, que vivía este pasado martes 12 su quinto día de programación. Todavía resonando el 'Valor sentimental' de Joachim Trier (cuya crítica podéis leer aquí) o el 'Nouvelle Vague' de Richard Linklater (cuya crítica podéis leer aquí) en las conversaciones que se precipitan en las colas de las proyecciones, el día era uno de esos días de grandes incógnitas que el SEFF a menudo dispone para el nutrido público que se aproxima a las salas. Incógnitas que salen bien, o que por supuesto (y no pasa nada por ello), también salen mal.

Los relojes cantaban las 17:00 y los Cines Nervión Plaza abrían sus salas para los primeros pases de la tarde. Uno de ellos llegaba desde la gélida y peculiar industria islandesa, y tenía como título 'The Love That Remains'. Puede que esta película sea una de las miradas más tétricas y deprimentes del matrimonio que se hayan observado por medio del cine. El surrealismo por encima de todas las cosas, un principio base del director Hlynur Pálmason que aquí vuelve desconcertantemente fútil a la obra. Una familia coja por la separación de los padres que busca acomodo y normalidad entre las estaciones del año de manera primero formal y luego completamente disruptiva.

El encanto particular de ese cine de sentir frío y reacción hermética, de personajes impredecibles y de puesta en escena llamativa, tan característico del genio finlandés Aki Kaurismäki, se difumina en la segunda mitad de la película porque esta flirtea con más corazón que cabeza con el realismo mágico. Cuando acaba, nada resuena y sus intentos por experimentar con los códigos del lenguaje resultan fallidos. Quizá la película complementaria que vincula a esta, 'Joan of Arc', con quien comparte acción y relato, ayude a dimensionar mejor la historia, pero como al SEFF solo ha llegado la primera, la impresión es más bien desfavorable.

Italia pedía la palabra a continuación, y lo hacía con una película que tuvo elogios en su paso por el Festival de Venecia (del que incluso se llevó un premio actoral en la sección Orizzonti para Benedetta Porcaroli), 'The Kidnapping of Arabella'. La película ejecuta el viejo truco de firmar un final a lo grande (una ruptura emocionante y sentida de la cuarta pared) para intentar hacer todo lo no hecho en sus casi dos horas de duración. No llega a ningún sitio ni consigue nada esta suerte de 'Thelma & Louise' juvenil que no pivota más allá de la road movie.

Hay un cariño lógico por sus personajes de Carolina Cavalli, directora y también guionista de la obra, que intenta generar constantes situaciones donde la química de ambas actrices dulcifique el relato. Y aunque jugárselo todo a la carta del feeling entre el dúo protagonista genere cierta ternura, la cinta pierde el punch sorpresa pronto, y ve cómo decae su interés y pierde su atractivo de manera lenta pero evidente. Mención especial para un sorprendente (aunque algo testimonial) Chris Pine, encarnando a un novelista frustrado en un papel que, por inusual, luce a reto. Su dominio del italiano es francamente bueno.

El grisáceo día en lo cinematográfico lo iba a salvar un género que siempre sirve y rellena necesidades en el espectador. El thriller potente de todos los SEFF esta vez vino desde Francia, y se llamaba 'Caso 137', cuyo director es Dominik Moll, uno de esos obreros del thriller europeo solventes y eficientes. Una rigurosa, crítica y muy sesuda revisión de los valores policiales aprovechando los incidentes reales que se dieron en las manifestaciones del 2018 en la ciudad francesa de Paris, una movilización que trascendió en la historia como la de los "Chalecos amarillos".

La película es demoledora con las instituciones de seguridad francesas. El equilibrio de poderes queda completamente desestructurado, el proteccionismo y corporativismo de estos estamentos socavan los principios de justicia y verdad, y la integridad es aquí cuestionada en vez de elogiada. Cuesta reconocer al principio a Léa Drucker en ese personaje maniatado por sus vínculos, pero repleto de honradez y valentía. Cuando su actuación recusa de más mirada y proceso interior, es cuando más se parece a su Nathalie en la inolvidable 'Close', de Lukas Dhont.

Igual que dura un vaso de agua que se bebe cuando se está sediento, el SEFF ha completado más de la mitad de su vida en esta edición. Siguen quedando películas interesantes por ver, y por supuesto quedan a buen seguro pequeñas perlas que descubrir, pero la sensación de que esto se va acabando ya atesora mucho más los momentos de asistencia al certamen. Menos mal que mañana hay, entre varias decenas de títulos, el documental sobre la recuperación profesional y sobre todo psicológica de alguien admirable que tiene enamorada a la mitad de esta ciudad. ¿Todavía no saben de quién se trata? Mañana salen de dudas.


That's what I say.

Por Jesús Sánchez Aguilar

Via: El séptimo arte

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