'Muerte por un rayo' es una serie histórica soberbia sobre un presidente olvidado. Un relato brillante que reflexiona sobre la fragilidad de los ideales


 Netflix vuelve a mirar al pasado para hablar del presente con 'Muerte por un rayo', una miniserie de solo cuatro episodios basada en el libro de Candice Millard. A simple vista podría parecer una historia de época sobre un presidente olvidado como James Garfield, pero pronto se transforma en una parábola sobre la fragilidad del poder y la obsesión por la trascendencia. 

Creada por Mike Makowsky ('La estafa') y producida por David Benioff y D.B. Weiss ('Juego de Tronos'), la serie entrelaza dos biografías opuestas: la de un hombre íntegro que buscó reformar una nación fracturada, y la de otro, Charles Guiteau, cuyo delirio y ambición terminaron borrando cualquier línea entre la fe, la frustración y la locura. En un país que aún intenta convivir con las mismas heridas, 'Muerte por un rayo' no solo rescata un episodio casi olvidado de la historia estadounidense, sino que lo convierte en un espejo inquietante y magistral de nuestro presente.

Dos hombres y dos destinos

Desde su primera escena, 'Muerte por un rayo' ya nos está dejando claros su ambición y su tono elegante, irónico y profundamente humano. Lo que sigue es una narración precisa, hipnótica, que alterna el drama político con la sátira y el delirio psicológico. En ella, Michael Shannon encarna a Garfield con mucha serenidad, dando vida a un líder que no busca el poder, sino la coherencia moral en un sistema corrupto. Frente a él, Matthew Macfadyen ofrece una de las interpretaciones más impactantes de su carrera, con un Guiteau que es patético y fascinante a la vez, un hombre consumido por su propia necesidad de ser alguien.

A partir de aquí, la dirección de Makowsky es una lección de control. Cada plano está medido, cada palabra tiene su peso, y la puesta en escena equilibra la belleza de un drama histórico con la energía de un thriller político. La fotografía, bañada en tonos sepia y azules fríos, dota al relato de un aire casi pictórico, mientras el sonido construye una atmósfera densa y envolvente. 

Pocas series recientes combinan con tanta destreza el rigor histórico y la emoción. 'Muerte por un rayo' es intensa pero no busca la solemnidad, reflexiva pero nunca distante. Makowsky consigue que cada escena respire actualidad, abordando la manipulación política, la desigualdad social, la tensión entre lo racional y lo fanático. Sin recurrir a sermones ni moralejas, la serie convierte la historia de Garfield y Guiteau en un retrato universal sobre los peligros del ego y la ceguera que causa el poder.

Tragedia y luz

'Muerte por un rayo'

El tramo final, sobrio y devastador, eleva a 'Muerte por un rayo' a la categoría de imprescindible. El asesinato de Garfield no se trata como un simple clímax, sino como una revelación sobre el fin de una esperanza y una reflexión sobre la fragilidad de los ideales. Shannon y Macfadyen se enfrentan en un duelo interpretativo de mucha potencia, encarnando a los polos opuestos de una misma pulsión humana: la necesidad de dejar huella.

Con su mezcla de ironía, tragedia y lucidez, 'Muerte por un rayo' es una serie histórica digna de aplaudir. Es impecable en todos sus aspectos, pero sobre todo una obra que emociona y que invita a pensar en un panorama sobrecargado de ruido y fórmulas.


Texto:  Belén Prieto                                                       Foto/Via: Espinof

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