Volver a 'Stranger Things' es un auténtico placer. La temporada 5 empieza con un apasionante "más de lo mismo" que demuestra por qué es la serie número 1 de Netflix
Han pasado tres años y medio desde la temporada 4 de 'Stranger Things'. Y si una vida puede cambiar del todo en ese periodo de tiempo, ¿cómo no van a hacerlo los gustos, las tendencias y las apetencias del público? Antes de ver el inicio de esta temporada 5, había una nube que envolvía cada noticia sobre la serie estrella de Netflix: ¿Seguirá siéndolo tanto tiempo después? ¿Se acordará el público de su existencia? ¿Será un final por todo lo grande o simple rutina audiovisual? La buena noticia es que basta con poner el primer episodio para que estos 1245 días parezcan pasar en un instante. La mala, que lo tiene muy difícil para no convertirse en una mera repetición de lo que hemos visto hasta ahora.
Mismos ingredientes, distinta receta
Nadie se va a echar las manos a la cabeza si digo que la temporada 5 de 'Stranger Things' es más de lo mismo. No lo digo como algo negativo, ni mucho menos. De hecho, lo raro sería que no lo fuera: en este enfrentamiento final contra Vecna y el Otro Lado tenemos los personajes y enemigos de siempre, situaciones y persecuciones marca de la casa, la nostalgia habitual y la paleta de colores que nos lleva acompañando desde su estreno en 2016. Es lo que los fans esperábamos y deseábamos: espectacularidad, protagonistas al límite, sorpresas inesperadas y la preparación de una batalla final que puede pasar a la historia de las series. ¿Acaso le pedíais algo más?
'Stranger Things 5' es todo lo rutinaria que puede ser una dosis de efectos especiales increíbles (más cuidados que la gran mayoría de blockbusters de 2025), unos personajes muy bien definidos con giros argumentales esperándoles tras cada esquina, una historia que recorre todos los episodios e incluso vuelve a la temporada 1 para mostrarnos todo lo que no sabíamos o una dirección que se atreve con planos complejos (aunque, por momentos, carezca de personalidad y tenga decisiones de montaje cuestionables). Volver a 'Stranger Things' es como irse de vacaciones: un absoluto gustazo que hay que disfrutar mientras dure.
Gran parte de este inicio se ocupa, claro, en una puesta a punto para ver dónde están los personajes y qué están haciendo ahora, con un guion que cae en la continua exposición (todos verbalizan constantemente tanto lo que pasó al final de la temporada 4, como el momento en el que están ahora mismo), tan necesaria como poco sutil. Los Duffer son muy conscientes de que es un trámite por el que necesitan pasar para llegar a la parte que les interesa, y lo hacen con cierto estilo, pero poca elegancia. Realmente, no creo que nadie se queje porque estamos, en el fondo, en el mismo barco que ellos.
Uy, qué cosa más rara
Cuando pasan del prólogo, la serie pega un acelerón inmediato. Sí, lo importante siempre han sido los personajes y su vínculo, pero las tramas se mueven a golpe de efecto especial: queremos ver cómo evolucionan Once, Mike, Will, Lucas, Dustin y compañía, pero de nada nos valdría verles tomando algo. Como espectadores, necesitamos que, por absurdo que sea si lo pensamos en frío, tengan un enemigo sobrenatural al que enfrentarse desde el primer momento y que mueva las tramas. Puede sonarnos a acomodamiento, sí, pero ojalá todos los acomodamientos fueran así de disfrutables.
Porque, no nos engañemos, si 'Stranger Things' ha llegado a su temporada 5 con millones de fans en todo el mundo no ha sido por el marketing agresivo de Netflix (ya lo han intentado con otras series que pese a todo se hundieron), sino porque es la serie de entretenimiento puro con mejor acabado visual de la década... Y porque han conseguido crear personajes icónicos, planos visualmente estelares y situaciones que han pasado ya al imaginario colectivo de la cultura pop. Parece fácil hacer una serie como esta, pero el arranque de la temporada 5 demuestra por qué ninguna tiene su innegable carisma.
Por supuesto, Netflix se ha gastado una absoluta barbaridad de dinero (entre 400 y 480 millones) en culminar con nota su serie predilecta, pero ha merecido la pena: alejada de cierta planicie visual que acompaña varias de las series del streaming, 'Stranger Things' tiene personalidad propia y es emblemática, destacando por méritos propios de entre la mayoría de producciones televisivas. La serie ha aprendido de sus errores (esa trama de Hopper en Rusia...) y ha vuelto, por última vez, dispuesta a dar un fin de fiesta con la traca final que todos los espectadores esperamos. No valoraremos correctamente 'Stranger Things' hasta que se marche de manera definitiva y deje un vacío imposible de rellenar.
Texto: Randy Meeks Foto/Via: Espinof
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