Acaba de estrenarse en Prime Video 'La educación de Polly McClusky' y merece la pena verla. Este neo western con Taron Egerton cuenta una estupenda historia de redención
'La educación de Polly McClusky' arranca con una tensión que te atrapa desde el primer instante. Polly, una niña de once años, espera a su madre a la salida del colegio y en su lugar se encuentra con el coche de un padre al que apenas conoce y que acaba de salir de prisión. Lo que empieza como un encuentro inquietante se transforma rápidamente en un viaje emocional y peligroso, donde ambos deben aprender a confiar el uno en el otro.
Dirigida por Nick Rowland y basada en la novela homónima de Jordan Harper, la película combina suspense criminal con un retrato íntimo y profundo de la relación entre padre e hija, mostrando cómo la cercanía puede surgir incluso en circunstancias extremas. Taron Egerton y Ana Sophia Heger sostienen la historia con actuaciones magnéticas, capaces de transmitir miedo, ternura y vulnerabilidad y aunque el relato pierde algo de fuerza cuando se expande hacia la trama criminal, el corazón de 'La educación de Polly McClusky' sigue intacto: dos personas intentando encontrarse a sí mismas y al otro en medio del caos.
Huida hacia adelante
La película establece desde el inicio una inquietud constante cuando Polly, de once años, ve cómo se acerca a ella Nate, su padre distanciado y recién salido de prisión. Rápidamente entramos de lleno en la perspectiva de la niña, de manera que la incertidumbre que ella siente se convierte también en la nuestra. No sabemos si debe confiar en él, si su madre está en peligro o si lo que está a punto de empezar es un rescate, una fuga… o algo aún peor.
Aquí, Egerton interpreta a Nate, un hombre impredecible, capaz de despertar compasión y miedo en segundos. A través de conversaciones fragmentadas y encuentros turbios, la película va desvelando que Nate arrastra una historia criminal más oscura de lo que Polly puede imaginar. Esa ambigüedad -si protege a su hija o la arrastra con él- sostiene la mayor parte del suspense emocional del film.
La relación entre Nate y Polly es el núcleo que hace que 'La educación de Polly McClusky' sea realmente especial. Aunque él representa un peligro evidente, también surge entre ambos un vínculo inesperado, frágil y honesto. Los momentos en los que Nate intenta conocer de verdad a su hija -quién es, qué sueña, qué teme- son algunos de los más conmovedores de toda la película.
Mucho del mérito recae en las actuaciones. Egerton ofrece uno de los trabajos más potentes de su carrera, alejado de papeles anteriores, mientras que Ana Sophia Heger resulta una revelación absoluta: dulce, intensa y capaz de mostrar cómo la oscuridad del mundo adulto empieza a teñir la mirada de una niña. Juntos construyen una química que sostiene incluso los momentos más duros del relato.
La película amplía su alcance cuando entra en juego una subtrama criminal centrada en la pandilla que persigue a Nate y en un detective que intenta exprimir sus conexiones. John Carroll Lynch es también un villano inquietante y Rob Yang crea un contrapunto interesante como el detective Park. Sin embargo, al inclinarse demasiado hacia esa red criminal, el filme pierde parte de la magia íntima que había conseguido con el dúo protagonista.
Aun así, el tramo final resulta absorbente y funciona gracias a la implicación emocional acumulada, porque no importa tanto ver cómo caen los antagonistas, sino descubrir si Nate y Polly lograrán sobrevivir -física y emocionalmente- a todo lo que han vivido juntos. 'La educación de Polly McClusky' no es una película fácil, pero sí una de esas historias que se quedan grabadas. Impacta, sacude y deja huella, sobre todo por la fuerza de su relación central.
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