'Transformers: La era de la extinción' y 'Exodus' podrían haberse
ahorrado sus chistes de mariquitas, afirma el nuevo estudio de GLAAD
sobre la presencia LGTB en el cine.
Esto ya es una costumbre: todos los años, la asociación estadounidense GLAAD (siglas en inglés de “Alianza Anti Difamación de Gays y Lesbianas”) publica un informe sobre la representación de las sexualidades LGBT en el cine de Hollywood. Y, todos los años, la conclusión viene a ser más o menos la misma: en una industria en la que mostrar personajes gays, lesbianas, bisexuales o transgénero te granjea tanto el desdén de las productoras como la hostilidad de la censura, la homofobia sigue campando a sus anchas. Esta constante aparecía en los estudios correspondientes a 2013 y 2014, y en el de 2015 (que acaba de publicarse), también lo hace… pero con reparos. De acuerdo con GLAAD, el año pasado Hollywood se mostró un poco menos homófobo. Subrayando, por supuesto, lo de “un poco”. Pese a lo cual, hay directores que siguen mostrando actitudes aparentemente superadas, como, por ejemplo, Ridley Scott y Michael Bay.
El informe de GLAAD señala que las cifras de representatividad siguen siendo cosa de risa: sólo 20 de las 114 películas analizadas incluyen personajes gays, lesbianas o bisexuales, mientras que los hombres y las mujeres transgénero siguen brillando por su ausencia en el cine mainstream. Así mismo, el panorama sigue atufando a machismo, ya que un arrollador 65% de dichos personajes son hombres homosexuales, de los que el 67,9 por cierto son blancos. Hablamos sólo de personajes secundarios, por supuesto, porque la posibilidad de que el héroe de una película de gran estudio se vea atraído por personas de su mismo sexo sigue tendiendo a cero.
De forma significativa, el informe insiste en que, para encontrar personajes LGTB, tendremos que acudir a géneros como la comedia y el drama, o incluso al cine de animación ‘para toda la familia': los gays, lesbianas y demás siguen siendo inexistentes en el cine de acción o ciencia-ficción. Algo que la asociación deplora, ya que dichos géneros son los que forman los grandes blockbusters que atraen al público en masa. Y que a nosotros nos extraña, la verdad: según parece, las majors del cine no se han dado cuenta de que la diversidad racial y sexual da buenos réditos en taquilla. Y tampoco parecen notar que el fandom de los superhéroes, sin ir más lejos, incluye una gran proporción de público gay, lésbico, bisexual y transgénero desde hace al menos cuatro décadas.
A la hora de analizar casos particulares, el estudio encuentra razones para la esperanza… que siguen inéditas en España, o que han llegado de forma muy minoritaria. Por ejemplo, Los amos de la noticia (la secuela de El reportero, estrenada en 2013 pero cuya edición extendida apareció en DVD el año pasado) incluye un gag memorable centrado en un personaje gay… sólo que, en lugar del acostumbrado chiste de mariquitas, dicho gag convierte en chiste los prejuicios del presentador Ron Burgundy (Will Ferrell) y sus impresentables colegas. Selma también se gana una mención: en su elenco encontramos al activista Bayard Rustin (Ruben Santiago-Hudson), quién luchó por los derechos civiles por su doble condición de afroamericano y gay. Dos discriminaciones de las cuales sólo la primera se menciona en el filme. The Imitation Game se lleva la parte del león, al tener como protagonista al pionero de la informática Alan Turing (Benedict Cumberbatch), héroe de la II Guerra Mundial perseguido por su homosexualidad. E, irónicamente, un señor tan conservador como Clint Eastwood recibe elogios por su retrato del productor discográfico Bob Crewe (Mike Doyle) en Jersey Boys.
Ahora bien: si GLAAD reparte algunos elogios, también propina unos cuantos tortazos. Ridley Scott, sin ir más lejos, se lleva uno de estos últimos gracias al personaje del virrey Hegep (Ben Mendelsohn) en Exodus: Dioses y reyes. Este funcionario egipcio, al que se enfrenta el Moisés de Christian Bale, no sólo se nos aparece con más pluma que una almohada antigua, sino que es descrito como un personaje absolutamente despreciable: “un retroceso a tiempos en los que Hollywood retrataba a los personajes LGBT como villanos repugnantes que debían ganarse la repulsa automática del público”, según el informe. Otra ración de palos tiene como objeto a Michael Bay, quien escenifica un diálogo cargado de prejuicios entre Mark Wahlberg y el afeminado gerente de un cine en Transformers: La era de la extinción. Los autores del estudio parecen tener bastantes cuentas pendientes con Bay: “Cuando el hecho de que un director no incluya en su última película una paliza a un personaje LGBT [como en Dolor y dinero, de 2013] puede verse como una mejora, es que el listón está trágicamente bajo”, señalan.
Esto ya es una costumbre: todos los años, la asociación estadounidense GLAAD (siglas en inglés de “Alianza Anti Difamación de Gays y Lesbianas”) publica un informe sobre la representación de las sexualidades LGBT en el cine de Hollywood. Y, todos los años, la conclusión viene a ser más o menos la misma: en una industria en la que mostrar personajes gays, lesbianas, bisexuales o transgénero te granjea tanto el desdén de las productoras como la hostilidad de la censura, la homofobia sigue campando a sus anchas. Esta constante aparecía en los estudios correspondientes a 2013 y 2014, y en el de 2015 (que acaba de publicarse), también lo hace… pero con reparos. De acuerdo con GLAAD, el año pasado Hollywood se mostró un poco menos homófobo. Subrayando, por supuesto, lo de “un poco”. Pese a lo cual, hay directores que siguen mostrando actitudes aparentemente superadas, como, por ejemplo, Ridley Scott y Michael Bay.
El informe de GLAAD señala que las cifras de representatividad siguen siendo cosa de risa: sólo 20 de las 114 películas analizadas incluyen personajes gays, lesbianas o bisexuales, mientras que los hombres y las mujeres transgénero siguen brillando por su ausencia en el cine mainstream. Así mismo, el panorama sigue atufando a machismo, ya que un arrollador 65% de dichos personajes son hombres homosexuales, de los que el 67,9 por cierto son blancos. Hablamos sólo de personajes secundarios, por supuesto, porque la posibilidad de que el héroe de una película de gran estudio se vea atraído por personas de su mismo sexo sigue tendiendo a cero.
De forma significativa, el informe insiste en que, para encontrar personajes LGTB, tendremos que acudir a géneros como la comedia y el drama, o incluso al cine de animación ‘para toda la familia': los gays, lesbianas y demás siguen siendo inexistentes en el cine de acción o ciencia-ficción. Algo que la asociación deplora, ya que dichos géneros son los que forman los grandes blockbusters que atraen al público en masa. Y que a nosotros nos extraña, la verdad: según parece, las majors del cine no se han dado cuenta de que la diversidad racial y sexual da buenos réditos en taquilla. Y tampoco parecen notar que el fandom de los superhéroes, sin ir más lejos, incluye una gran proporción de público gay, lésbico, bisexual y transgénero desde hace al menos cuatro décadas.
A la hora de analizar casos particulares, el estudio encuentra razones para la esperanza… que siguen inéditas en España, o que han llegado de forma muy minoritaria. Por ejemplo, Los amos de la noticia (la secuela de El reportero, estrenada en 2013 pero cuya edición extendida apareció en DVD el año pasado) incluye un gag memorable centrado en un personaje gay… sólo que, en lugar del acostumbrado chiste de mariquitas, dicho gag convierte en chiste los prejuicios del presentador Ron Burgundy (Will Ferrell) y sus impresentables colegas. Selma también se gana una mención: en su elenco encontramos al activista Bayard Rustin (Ruben Santiago-Hudson), quién luchó por los derechos civiles por su doble condición de afroamericano y gay. Dos discriminaciones de las cuales sólo la primera se menciona en el filme. The Imitation Game se lleva la parte del león, al tener como protagonista al pionero de la informática Alan Turing (Benedict Cumberbatch), héroe de la II Guerra Mundial perseguido por su homosexualidad. E, irónicamente, un señor tan conservador como Clint Eastwood recibe elogios por su retrato del productor discográfico Bob Crewe (Mike Doyle) en Jersey Boys.
Ahora bien: si GLAAD reparte algunos elogios, también propina unos cuantos tortazos. Ridley Scott, sin ir más lejos, se lleva uno de estos últimos gracias al personaje del virrey Hegep (Ben Mendelsohn) en Exodus: Dioses y reyes. Este funcionario egipcio, al que se enfrenta el Moisés de Christian Bale, no sólo se nos aparece con más pluma que una almohada antigua, sino que es descrito como un personaje absolutamente despreciable: “un retroceso a tiempos en los que Hollywood retrataba a los personajes LGBT como villanos repugnantes que debían ganarse la repulsa automática del público”, según el informe. Otra ración de palos tiene como objeto a Michael Bay, quien escenifica un diálogo cargado de prejuicios entre Mark Wahlberg y el afeminado gerente de un cine en Transformers: La era de la extinción. Los autores del estudio parecen tener bastantes cuentas pendientes con Bay: “Cuando el hecho de que un director no incluya en su última película una paliza a un personaje LGBT [como en Dolor y dinero, de 2013] puede verse como una mejora, es que el listón está trágicamente bajo”, señalan.
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