El actor se sincera respecto a sus comienzos en el cine de acción de
gran presupuesto, un filme que tuvo que hacer por obligación contractual
y al que no guarda mucho cariño.
Allá por 2009, Channing Tatum todavía estaba forjando su carrera de actor a partir de las películas de la saga Step Up tras papeles juveniles en Entrenador Carter (2005) y Memorias de Queens (2006). Entonces, llegó su gran oportunidad para convertirse en una estrella de acción y protagonizar su propia saga de blockbusters: G.I. Joe. Pero, a pesar de recaudar sus buenos 300 millones de dólares, el (¿incomprendido?) filme de Stephen Sommers no gustó demasiado y Tatum tuvo que esperar hasta 2012 con Infiltrados en clase y Magic Mike para alcanzar el estatus que tiene hoy en día. En la secuela G.I. Joe: La venganza (2013), su personaje es despachado a los pocos minutos de película. ¿Guarda el actor un buen recuerdo de la etapa G.I. Joe? Según ha declarado en el show radiofónico de Howard Stern, no; en absoluto.
“Para mí, el gran momento en tu carrera, cuando dejas de ser un actor más en los cástings, fue cuando conseguiste el papel en G.I. Joe”, comenta el presentador ante la risa irrefrenable de Channing Tatum. “¿Por qué te ríes? Recaudó cientos de millones de dólares. ¡Suena como si te avergonzaras!”. “Sí. Mira, seré honesto: odio esa película”, contesta el actor. “La odio. Prácticamente me obligaron a hacerla… Fue después de Entrenador Carter. [El estudio] te pone delante un contrato para tres películas y te emocionas, suena alucinante. Las opciones de incremento salarial van de 60 mil dólares a 80 mil y a 100 mil. Piensas: ‘Dios mío, eso es muchísimo dinero’. Aunque sólo salga una de las películas tengo suficiente”.
“Pasa el tiempo, consigo otros papeles, empiezo a construir mi carrera, tengo un trabajo soñado que me muero por hacer, y entonces me llama el estudio”, continúa Channing Tatum. “Me dicen: ‘Hey, tenemos una película para ti, te mandamos el guion’. Fue durante la huelga de guionistas. Era G.I. Joe y a mí me encanta G.I. Joe. Les pregunté si podía hacer de Snake Eyes. Me dijero que no, que sería Duke”. A partir de ahí, todo empezó a pintar peor. “El guión era muy malo… Y yo no quería hacer nada que fuera malo; además, ni siquiera sabía si quería ser un G.I. Joe”. Sin embargo, el actor tuvo que ceder por imposición contractual. “No tenía opción, era ‘o haces esta película o te demandamos”.
Aunque, finalmente, Tatum reconoce que el éxito en taquilla de G.I. Joe fue una sorpresa que pudo abrirle puertas, es reacio a darle más valor. “Recibes llamadas, pero no exactamente de la gente que tú quieres. Los hermanos Coen no se ponen a ver G.I. Joe para buscar a sus actores”, concluye. Puedes escuchar el extracto completo de la entrevista a continuación:
Allá por 2009, Channing Tatum todavía estaba forjando su carrera de actor a partir de las películas de la saga Step Up tras papeles juveniles en Entrenador Carter (2005) y Memorias de Queens (2006). Entonces, llegó su gran oportunidad para convertirse en una estrella de acción y protagonizar su propia saga de blockbusters: G.I. Joe. Pero, a pesar de recaudar sus buenos 300 millones de dólares, el (¿incomprendido?) filme de Stephen Sommers no gustó demasiado y Tatum tuvo que esperar hasta 2012 con Infiltrados en clase y Magic Mike para alcanzar el estatus que tiene hoy en día. En la secuela G.I. Joe: La venganza (2013), su personaje es despachado a los pocos minutos de película. ¿Guarda el actor un buen recuerdo de la etapa G.I. Joe? Según ha declarado en el show radiofónico de Howard Stern, no; en absoluto.
“Para mí, el gran momento en tu carrera, cuando dejas de ser un actor más en los cástings, fue cuando conseguiste el papel en G.I. Joe”, comenta el presentador ante la risa irrefrenable de Channing Tatum. “¿Por qué te ríes? Recaudó cientos de millones de dólares. ¡Suena como si te avergonzaras!”. “Sí. Mira, seré honesto: odio esa película”, contesta el actor. “La odio. Prácticamente me obligaron a hacerla… Fue después de Entrenador Carter. [El estudio] te pone delante un contrato para tres películas y te emocionas, suena alucinante. Las opciones de incremento salarial van de 60 mil dólares a 80 mil y a 100 mil. Piensas: ‘Dios mío, eso es muchísimo dinero’. Aunque sólo salga una de las películas tengo suficiente”.
“Pasa el tiempo, consigo otros papeles, empiezo a construir mi carrera, tengo un trabajo soñado que me muero por hacer, y entonces me llama el estudio”, continúa Channing Tatum. “Me dicen: ‘Hey, tenemos una película para ti, te mandamos el guion’. Fue durante la huelga de guionistas. Era G.I. Joe y a mí me encanta G.I. Joe. Les pregunté si podía hacer de Snake Eyes. Me dijero que no, que sería Duke”. A partir de ahí, todo empezó a pintar peor. “El guión era muy malo… Y yo no quería hacer nada que fuera malo; además, ni siquiera sabía si quería ser un G.I. Joe”. Sin embargo, el actor tuvo que ceder por imposición contractual. “No tenía opción, era ‘o haces esta película o te demandamos”.
Aunque, finalmente, Tatum reconoce que el éxito en taquilla de G.I. Joe fue una sorpresa que pudo abrirle puertas, es reacio a darle más valor. “Recibes llamadas, pero no exactamente de la gente que tú quieres. Los hermanos Coen no se ponen a ver G.I. Joe para buscar a sus actores”, concluye. Puedes escuchar el extracto completo de la entrevista a continuación:
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