'Más allá de las montañas', es tiempo de transformaciones

Jia Zhang-ke es uno de los cineastas más reputados de la Sexta Generación del cine chino. Autor de otros filmes como ‘Naturaleza muerta’ (‘Sanxia haoren’, 2006) o ‘Un toque de violencia’ (‘Tian zhu ding’, 2013) regresa con ‘Más allá de las montañas’ (‘Shan he gu ren’, 2015), película que fue presentada el pasado año en Cannes y con la que el cineasta continua explorando nuevos caminos expresivos en el género melodramático, una búsqueda que inició varios años atrás.
Si allá por los años 70, el alemán Fassbinder describía algunas de sus películas como una base para comprender la situación general de la Alemania moderna, en la actualidad el director de cine y guionista Zhang-ke parece estar llevando a cabo un proyecto similar con China, puesto que ha convertido su carrera en una meditación continua sobre la inmersión de su país en el sistema capitalista y el impacto que ello tiene en los individuos, las familias y la sociedad.

Una película, tres actos

Mountains May Depart
Sus películas han ahondado mucho en materias como el paso del tiempo y la memoria (tanto de las personas como de los sitios), temas que vuelven a estar presentes en ‘Más allá de las montañas’. La historia de Zhang-ke está estructurada en tres partes, cada una de ellas con diferentes graduaciones dramáticas y con diferentes formatos, como si de películas diferentes se tratasen.
La primera parte nos traslada a 1999. La secuencia inicial presenta a una joven Tao y sus dos amigos Zhang y Liangzi bailando al son de ‘Go West’ de The Pet Shop Boys, la misma canción con la que se cerrará el último acto. Aunque nada tengan que ver el uno con el otro, la letra funciona a la perfección con ambas secuencias: en la primera resaltando la alegría y las esperanzas puestas en el nuevo siglo, y subrayando en la última esa pérdida de identidad de la que hablaba arriba.
Tao (Zhao Tao, que es la esposa de Zhang-ke y por supuesto su actriz fetiche) es una alegre joven que vive en Fenyang (el lugar donde nació el director y que tantas veces ha utilizado como escenario para sus películas) y trabaja en la tienda de electrodomésticos de su padre. Su dos amigos (interpretados por Zhang Yi y Liang Jingdong) están enamorados de ella y aunque ella los quiere a ambos, se ve obligada a elegir a uno y renunciar al otro, que abandonará su casa para tratar de olvidarla.

El título: una elipsis a mitad del filme

Mountains
Los colores vivos de este primer acto más intimista, enérgico y pasional contrastan con el conjunto de colores más apagados y opacos de los actos posteriores. Es durante el segundo cuando Zhang-ke, que no había mostrado el título del filme en los créditos iniciales, decide fundir la pantalla en negro para enseñárnoslo, convirtiendo la trama inicial en una especie de prólogo de lo que viene a continuación.
Tao se casó y tuvo a su hijo Dólar (el nombre es una metáfora fácil de la ambición propia del capitalismo más puro), pero en la actualidad está separada y ha perdido la custodia del niño. Su antiguo amigo regresará para pedirle ayuda en una trama que se quedará, de manera deliberada, sin conclusión. Puede que parezca que es un pegote pero, a mi modo de ver, es una forma muy elegante de representar la caída en el olvido de la clase obrera, de hacer una crítica feroz al enriquecimiento de los especuladores en su perjuicio.
Además, durante este segundo acto, ubicado en 2014, el director trata cuestiones más serias. Con dos secuencias muy sencillas pero bastante bonitas, Zhang-ke pasa a reflexionar sobre lo efímero de la cuestión humana: en este mismo momento estamos pero quién sabe qué pasará un minuto más tarde...

El irremediable paso del tiempo y sus consecuencias

Mas Alla
El tercer acto está ambientado en la Australia de 2025 y rodado en inglés. En él se hacen patentes las consecuencias de los hechos anteriores que le tocará sufrir a Dólar. Ya es un adolescente y se encuentra completamente desorientado: ha perdido sus raíces, no recuerda cómo se llama su madre y la relación con su padre es escasa y mala. Irónicamente, tampoco recuerda su idioma materno y tiene que dar clases para ‘reaprenderlo’.
Es en este tramo donde Zhang-ke arriesga demasiado haciendo que la película pierda mucha fuerza. Ciertas ideas incluidas en el guión (Dólar y su peculiar romance) resultan un poco forzadas y no terminan de encajar con el resto. Claro que quizá no era ese el propósito...



Lo mejor: El cambio de registro de la protagonista Zhao Tao. Lo peor: El ritmo lento puede hastiar un poco. Zhang Yi está desperdiciado, especialmente en el tercer acto.
Via.blog de cine

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