'Fast and Furious 8', un paso atrás por culpa de Vin Diesel

'Fast and Furious 8', un paso atrás por culpa de Vin Diesel
A veces uno se equivoca y no tengo problemas en confesar que jamás pensé que ‘A todo gas’ fuese a tener un mínimo de siete secuelas, pero confiaba aún menos en la posibilidad de que fuera a disfrutar con cualquiera de ellas tras lo lamentable que me pareció en su momento la primera entrega. Sin embargo, la saga supo ir mucho más allá de lo que no dejaba de ser una deficiente variante de ‘Le llaman Bodhi’ (‘Point Break’) en el mundo del motor y eso jugó a su favor.
Es innegable que Chris Morgan en el guion y Justin Lin en la puesta en escena fueron los grandes responsables de ello en términos artísticos, pero el segundo ya no estuvo al frente de la séptima parte, curiosamente la más taquillera con diferencia. Ahora nos llega ‘Fast and Furious 8’ (‘The Fate of the Furious’), donde la obligada ausencia de Paul Walker se ha traducido en un protagonismo excesivo para Vin Diesel, dando como resultado la peor de las últimas cuatro entregas.

Una propuesta desequilibrada

Charlize Theron Vin Diesel
La importancia de la familia, ese ha sido siempre el eje sobre el que se asentado la saga a la hora de motivar a sus protagonistas, justificando así cualquier locura que estuvieran dispuestos a hacer. La otra base fundamental era intentar superarse a sí mismo, llevando al extremo los límites de lo que el espectador puede aceptar en aras del entretenimiento. Todo ello reaparece en ‘Fast and Furious 8’, dándonos tanto grandes momentos como otros que rozan la vergüenza ajena.
Como bien sabréis, el gran giro de la película es que Toretto ha traicionado a su familia y se ha aliado con el personaje interpretado por una intensa pero desaprovechada Charlize Theron, un reclamo llamativo cuyo gran problema es la necesaria explicación. Ahí tenemos uno de los puntos más bajos de la película, tanto que necesité varios minutos para volver a entrar en dinámica. No llega a caer en el todo vale, pero sí que exige demasiado al espectador, dañando así a todo lo que pueda suceder a continuación.
Más allá de eso, ‘Fast and Furious 8’ arranca con una escena que bien podría haber salido de la primera entrega salvo por las exageraciones propias de lo que fue surgiendo después en la franquicia, convirtiéndose poco después en una nueva loca variante de ‘Misión imposible’, que hace ya un tiempo fue en lo que se convirtió la saga. La llegada de Kurt Russell y su organización en la anterior entrega solamente reforzó eso aún más, pero aquí falta ese equilibrio propio del concepto de la familia que defiende la saga.

El excesivo protagonismo de Vin Diesel

Vin Diesel
De hecho, Vin Diesel acapara más protagonismo que nunca, probablemente porque Walker ya no está a su lado. Esto es algo que no había notado hasta ahora, pero me da la sensación de que él era el único al que consideraba su igual, siendo el resto complementos con mayor o menor importancia. Aquí eso crea el desequilibrio que mencionaba antes, no cayendo nunca en el ridículo, cosa que sí sucedió hace poco en ‘xXx: Reactivated’, pero sí dando pie a escenas que carecen de la adrenalina necesaria y parecen pensadas para su mero lucimiento.
De ahí nace lo que sitúa a ‘Fast and Furious 8’ por debajo de las tres anteriores entregas, ya que incluso traiciona su peculiar lógica interna para dejar bien a Toretto y al menos en mi caso tendía a conseguir lo contrario. Diesel tiene el suficiente carisma como para no recurrir a ello y así solamente pones en peligro la película en su conjunto y hasta las simpatías que pueda tener hacia él. Sin embargo, la saga es ya casi tanto suya como de Universal, por lo que se puede entender que haya querido lucirse.

La aportación del resto del reparto

Jason Statham Dwayne Johnson
Puede que eso también ayude a que ‘Fast and Furious 8’ funciona mejor cuando precisamente él no está en pantalla. Por ejemplo, Dwayne Johnson se come la pantalla en todas sus apariciones -incluso la primera con una intencionalidad puramente cómica-, sobre todo cuando comparte escena con Jason Statham, despertando un gran deseo de ver a ambos en una película en solitario centrada en ellos, ya sea con estos personajes u otros.
Esto deriva en que echamos de menos que el resto de personajes tengan más importancia. Ya he mencionado que Theron estaba desaprovechada, pero es que lo de Helen Mirren es una pena, ya que tener una actriz de su nivel para apenas aparecer un par de minutos... Además, tampoco quedé especialmente contento con el hecho de que Scott Eastwood compense la escasa presencia de Kurt Russell. Ya en la séptima parte quise ver más a este último y aquí aparece incluso menos.
El resto de integrantes del equipo pues ahí están, cumpliendo la función que la franquicia les había asignado en anteriores entregas. No esperéis que aporten nada más, ni siquiera el par de sorpresas que nos tiene reservadas ‘Fast and Furious 8’, una por lo horrible que es su subtrama y otra porque no va más allá de lo anecdótico.

‘Fast and Furious 8’ mantiene el estilo de la saga

Familia
Por lo demás tenemos un espectáculo repleto de persecuciones y destrucción en el que F. Gary Gray opta por mantener un estilo muy próximo a lo visto hasta ahora en la saga, por lo que no esperéis disfrutar de esa discreta elegancia de la que supo dotar a ‘The Italian Job’. Al contrario que en la saga ‘Misión Imposible’, aquí el director está para mantener lo que funciona y, si acaso, dar algún pequeño toque personal aquí y allá, y eso es lo que sucede en ‘Fast and Furious 8’.
No obstante, agradezco que sigan abrazando la fantasmada como forma de vida e intenten superarse. Es verdad que todo lo relacionado con el submarino requiere de una mentalidad concreta para poder disfrutarlo, pero ahí es cuando ‘Fast and Furious 8’ vuelve a demostrar lo que es: Un pasatiempo demencial en el que los coches pueden hacer prácticamente cualquier cosa. Aquí las leyes de la física son una sugerencia en lugar de algo que haya que respetar, lo tomas o lo dejas.
Además, la propia película te deja claro que es consciente de ello con la inesperada presencia del humor durante una de las escenas clave del tramo final. Aquí hemos venido a pasárnoslo bien al precio que sea, y a veces meten la pata, pero en líneas generales logran su objetivo.

En definitiva, ‘Fast and Furious 8’ supone un paso atrás respecto a las tres anteriores entregas, las mejores de la saga, porque no han sabido administrar bien la no presencia de Brian O'Conner. Han confiado demasiado en Diesel y tampoco han sabido explorar de forma realmente emocionante ese cambio obligado en sus motivaciones. Con todo, sigue dando para pasar el rato y tiene varios grandes momentos repartidos a lo largo de sus más de dos horas de metraje.
Via:blog de cine

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