Hace un par de años, pese al odio vertido en redes sociales por un público que acudió a las salas de cine esperando un producto radicalmente diferente a raíz de su poco acertada campaña publicitaria, fuimos muchos los que nos maravillamos con 'La bruja': el clasicista, magnético y aterrador debut del realizador Robert Eggers.
Por aquél entonces, el nombre de un prácticamente desconocido Eggers ya sonaba como firme candidato para dirigir un temido remake de 'Nosferatu'; el hito del expresionismo alemán de F.W. Murnau que adaptó de forma no oficial la novela 'Dracula' de Bram Stoker. Hoy, para alivio de los que atisbamos su genio en su primer largo, se ha confirmado que el autor norteamericano hará frente a la producción junto a la actriz Anya Taylor-Joy para Studio 8.
Como dejó patente Eggers en su ópera prima, profesa un amor incondicional hacia el cine clásico y el género de terror. Es por esto que se aproxima a su nuevo trabajo con tanto respeto como cautela, clarificando en unas declaraciones para el podcast Filmmaking Toolkit que saltar de un primer largo a una nueva versión de una pieza fundamental del séptimo arte le parece, cuanto menos, un sacrilegio:
"Parece feo y blasfemo y egocéntrico y desagradable para un director en mi posición hacer 'Nosferatu' en siguiente lugar. Realmente estaba planeando esperar un tiempo, pero así es como el destino ha afectado."
Junto a estas palabras, el hecho de que el cineasta pretenda abordar el relato bajo el mismo tono y atmósfera utilizados en 'La bruja', alegando que "necesita ser articulado de un modo que parezca real", me invita a poner en el fuego por una nueva 'Nosferatu' que, como poco, hará sentir orgullosa tanto a la cinta original como a la reinterpretación dirigida por Werner Herzog en 1979. Lo de encontrar un protagónico a la altura de Klaus Kinski ya es otra historia...
Via:espinof
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