Las 31 mejores películas de vampiros de la historia

No hay exoplaneta que supere jugar
Sus raíces se pierden en el origen de los tiempos, con leyendas de necrófagos y espectros devoradores de fuerza vital asolando Europa, y cuyos orígenes pueden rastrearse hasta las sirenas y lamias de la mitología clásica. La leyenda de los seres que dormían en ataúdes y se alimentaban de la energía de los vivos, con más o menos variantes, adquirió visos de auténtica histeria colectiva en algunas zonas de la Europa del este durante el siglo XVIII.

Pero no fue hasta finales de ese siglo, con la publicación de una serie de obras literarias con grandes rasgos en común, que no se dio forma a la figura del vampiro tal y como la conocemos hoy. El relato de 1819 'El vampiro' de John Polidori, 'Carmilla' de Joseph Sheridan Le Fanu en 1872, y la suma de ambos, 'Dracula' de Bram Stoker en 1897, configuraron al vampiro como una criatura maquiavélica y seductora, con elementos tanto de donjuán sobrenatural como de depredador de la noche.
Desde el 'Drácula' apócrifo del cine mudo 'Nosferatu' a las constantes reinvenciones del mito que continúan dejando secas nuestras pantallas, el vampiro nunca ha dejado de estar presente en el cine de terror. 'Drácula' es solo la punta del iceberg: vampiresas, chupasangres y príncipes de la oscuridad de todo tipo han poblado el cine durante más de un siglo. Para recordarlas hemos seleccionado las 31 películas de vampiros más notorias, para que mañana despiertes con dos pequeños orificios en el cuello.

Nosferatu (1922)

Dirección: F.W. Murnau
Reparto: Max Schreck, Alexander Granach, Gustav von Wangenheim, Greta Schröeder, GH Schnell, Ruth Landshoff

La primera película de vampiros vino también acompañada de polémica: era una adaptación no oficial de 'Drácula' de Bram Stoker. De hecho, para evitar problemas legales, palabras como "vampiro" habían desaparecido (sustituida por el magnífico término genérico "nosferatu"), y los nombres de los personajes cambiaron, pasando Drácula a llamarse Conde Orlock. Por supuesto, a la viuda de Stoker no le gustó un pelo, y emprendió una cruzada personal para eliminar todos los negativos de la faz de la Tierra, algo que no consiguió por los pelos gracias a los coleccionistas privados de celuloide.

En cualquier caso, la película es una obra maestra total del primer cine de terror, y una cima del expresionismo alemán junto a clásicos como 'El gabinete del Doctor Caligari' o 'El Golem'. Rebosante de lecturas esotéricas (Murnau y su productor eran estudiosos del ocultismo) y de imágenes tétricamente inmortales, es recordada sobre todo por la encarnación de Max Schreck como Orlock, un actor semidesconocido del que durante un tiempo se dudó de su existencia real, lo que inspiró el argumento de la magnífica 'La sombra del vampiro'.
Crítica en Espinof: Nosferatu

Drácula (1931)

Dirección: Tod Browning
Reparto: Bela Lugosi, Helen Chandler, David Manners, Dwight Frye, Edward Van Sloan, Herbert Bunston, Frances Dade, Joan Standing

Basada más en la popularísima obra de teatro inspirada en la novela de Stoker que en el propio libro, es una de las películas de vampiros más populares de la historia, pese a no ser una de las mejores, ni siquiera dentro del cine de de Tod Browning. Lo que sí resulta indiscutible es el extraño carisma de Bela Lugosi como vampiro seductor e hipnótico, dejando atrás el monstruoso aspecto del conde Orlock. La película le convirtió en una estrella casi por casualidad (el Drácula previsto inicialmente era Lon Chaney, que murió antes de comenzar el rodaje) y marcó irremisiblemente su carrera.

Sin embargo, 'Drácula' está muy afectada por sus orígenes teatrales y paradójicamente, discurre de forma más agarrotada que 'Nosferatu', con pocos escenarios y personajes esquemáticos que suman en uno solo varios de la fuente original. La versión con actores en lengua española dirigida por George Melford con Carlos Villarías haciendo de Drácula es muy superior, con escenas de impactante carga terrorífica que no están en la de Browning, aunque ésta posee momentos maravillosamente icónicos, como la presencia de las tres novias o frases ya históricas como "Yo nunca bebo... vino".
Crítica en Espinof: Drácula

Drácula (Horror of Dracula, 1958)

Dirección: Terence Fisher
Reparto: Christopher Lee, Peter Cushing, Michael Gough, Melissa Stribling, Valerie Gaunt, Carol Marsh, Olga Dickie

Pese a que en su día llegó a considerarse una afrenta a la fuente literaria original por sus elevadísimas dosis de violencia y erotismo, nunca antes vistas en pantalla, lo cierto es que el primer Drácula de la Hammer, a diferencia de la también extraordinaria 'La maldición de Frankenstein' de 1957, que se distancia notoriamente de la novela de Mary Shelley, es la encarnación del vampiro de Stoker más fidedigna hasta ese momento. Sobre todo, gracias a la imponente presencia de Chritopher Lee, a la vez un monstruo seductor y un magnético gentleman.

Espléndidamente dirigida por Terence Fisher, con una puesta en escena que hacía que cada rincón del escenario, cada objeto y cada gesto rezumara extrañeza y horror puro, 'Drácula' reconvirtió de nuevo a los vampiros en monstruos, dejando atrás la galantería entre ataúdes. La Hammer rubricaría ocho secuelas directas de Drácula, algunas tan recomendabilísimas como esta primera entrega. Entre ellas cabe destacar 'Las novias de Drácula', 'Drácula, Príncipe de las Tinieblas', 'Los ritos satánicos de Drácula' o la sorprendentemente jugosa 'Drácula 73'
Crítica en Espinof: Drácula

Las novias de Drácula (The Brides of Dracula, 1960)

Dirección: Terence Fisher
Reparto: Peter Cushing, Yvonne Monlaur, David Peel, Martita Hunt, Freda Jackson, Miles Malleson, Andree Melly

Aunque todos recordemos a Christopher Lee como, posiblemente, el mejor Drácula de todos los tiempos, conviene tener claro que la Hammer le hincó el diente al terror vampírico con muchas otras películas del subgénero. Algunas de ellas tan interesantes como las protagonizadas por Lee, como ésta, dirigida también por Terence Fisher, de nuevo con Peter Cushing como Van Helsing, pero con un nuevo catador de sangre (generado, eso sí, por el propio Drácula en persona): el barón Meinster.

La película rebosa momentos impagables, desde la merecidamente mítica secuencia del molino formando una cruz con las aspas a todos los diálogos de la madre del barón, pasando por la fetida resurrección -impresionante para una película de 1960- de una de las novias. Los interesados en la mitología vampírica de la Hammer más allá del Drácula de Lee harán bien en sumergirse en todas las inspiradas por la 'Carmilla' de Le Fanu (menos sofisticadas visualmente que esta, pero muy jugosas, como 'La condesa Drácula' o 'Drácula y las mellizas') o la chifladura total de la Hammer tardía, como 'Capitán Kronos, cazador de vampiros' o 'Kung Fu contra los Siete vampiros de oro'

El último hombre sobre la Tierra (The Last Man on Earth, 1964)

Dirección: Sidney Salkow, Ubaldo Ragona
Reparto: Vincent Price, Franca Bettoia, Emma Danieli, Giacomo Rossi-Stuart, Christi Courtland
Aunque la novela original de Richard Matheson (aquí coadaptándola en el guión) es una de las grandes inspiraciones de 'La noche de los muertos vivientes' de George A. Romero, es sencillo identificar a las criaturas post-apocalípticas que han dejado el planeta hecho un solar con vampiros: descansan durante el día, horas que nuestro protagonista aprovecha para masacrarlos -una idea que después saquearía 'Vampiros de John Carpenter'-. El resto del tiempo, un Vincent Price de perfecta pose melancólica, se lamenta sobre su solitaria situación.

La película sería reformulada en una producción más ambiciosa y taquillera protagonizada por Will Smith en 2007, y que acentuaría el componente vampírico y monstruoso de los seres que deambulan por el planeta. Pero carece de la atmósfera oscura y minimalista que han acabado convirtiendo a esta película coproducida con Italia (ese enrarecido aire europeo le da buena parte de su encanto) en una extraña rareza del cine de vampiros.

El baile de los vampiros (The Fearless Vampire Killers, 1967)

Dirección: Roman Polanski
Reparto: Jack MacGowran, Roman Polanski, Sharon Tate, Alfie Bass, Ferdy Mayne, Jessie Robins, Iain Quarrier
Una singularísima comedia slapstick de ambiente vampírico, tan tontorrona como tronchante, que funciona y es recordada porque se toma muy en serio su parte terrorífica. Ésta, claramente inspirada en las entonces boyantes producciones de la Hammer, aún en su fase más clásica. Prácticamente muda, es también recordada por presentar uno de los escasos papeles coprotagonistas de Sharon Tate antes de ser asesinada por el clan Manson.

La película deja claro en todo momento que Polanski es un auténtico devoto del cine de terror y sus tropos, con su versión tronada de la primera y magistral mitad de la novela de 'Drácula' y la visita de Jonathan Harker al castillo del vampiro. Lo que también deja claro, y es una pena que Polanski no lo cultivara más a menudo, es que el humor blanco y visual (a años luz de la retorcida paranoia bufa de 'El quimérico inquilino') también se le daba francamente bien.
Crítica en Espinof: El baile de los vampiros

Las vampiras (Vampyros Lesbos, 1971)

Dirección: Jess Franco
Reparto: Soledad Miranda, Dennis Price, Victor Feldman, Ewa Stroemberg, Paul Muller, Jesús Franco, Heidrun Kussin

El inclasificable Jesús Franco volvió al mito vampírico una y otra vez a lo largo de su carrera: de la rara rigidez de 'El conde Drácula' a la chifladura de tebeo de 'Drácula contra Frankenstein', pasando por este exploit erótico que toma por asalto la cinefilia galopante de su responsable para subvertir los códigos del vampirismo lésbico que habían puesto de moda las producciones tardías de la Hammer, aunque apretando las tuercas de la explicitud visual.

Franco se salta los tópicos del cine vampírico que no le interesan (la siempre memorable Soledad Miranda es una vampira que toma el sol), hace suyos otros (solo bebe sangre de mujeres) y dinamita el resto, como todo lo que concierne al cazador de vampiros. Aquí el castillo es un chalet y la banda sonora no tiene órganos de iglesia tenebrosos, sino que está construida con un cálido e hipnótico jazz. Como todo Franco, único y particular, y aún así, una de las películas de eurohorror vampírico más notorias.

El rojo en los labios (Les lèvres rouges, 1971)

Dirección: Harry Kümel
Reparto: John Karlen, Delphine Seyrig, Danielle Ouimet, Andrea Rau, Paul Esser, Georges Janin, Joris Collet, Fons Rademakers
Una de las películas más singulares de toda la era del eurohorror de los setenta, en el momento álgido de la exitosa fórmula de la Hammer de saquear 'Carmilla' para adaptar el mito vampírico a los nuevos tiempos, así como en su replanteamiento por parte de productores españoles, franceses y alemanes a golpe de morbo, delirio onírico y erotismo desbocado. En este caso se recurre a la condesa Bathory y su sirvienta, alojadas en un hotel de Brujas a donde llega la pareja protagonista: él quiere presentar a su prometida a su madre.

Con los potenciómetros psicosexuales al once (o más), esta coproducción francobelga y alemana mezcla elementos de giallo y del cine de explotación de la época. Kümel (que pronto dirigiría su estupenda adaptación de 'Malpertius') configuró a su vampiresa (Delphine Seyrig) con elementos de actrices de cine clásico como Marlene Dietrich (y a la sirvienta como Louise Brooks). También le inyectó ciertos aires estéticos propios de los uniformes del nazismo, ya que con ese toque autoritario es como Kümel veía a los míticos chupadores de sangre.

Réquiem por un vampiro (Vierges et vampires, 1973)

Dirección: Jean Rollin
Reparto: Marie-Pierre Castel, Mireille Dargent, Philippe Gasté, Dominique, Louise Dhour, Michel Delesalle
Rollin, capaz de desatar odios furibundos y devoción sin límite, conforma una pieza imprescindible del sinuoso e hipererótico euro-horror de los setenta. Sus historias, cortadas en su mayoría por el mismo patrón de ninfas bebedoras de sangre, más inspiradas en 'Carmilla' que en 'Drácula', son variaciones levísimas a una misma idea que flota en un mundo en el que todo es estética, tules, niebla y castillos en descampados.

Podría haber traído a esta lista las también fabulosas 'La muerta viviente', 'El castillo de las vampiras', 'La violación de la vampira', 'La vampiresa desnuda' o 'El amanecer de los vampiros', pero me quedo con esta pieza extrañísima, prácticamente muda, que se adelanta al mismísimo Tarantino con su historia de dos atracadoras accidentadas que acaban dando tumbos por un castillo misterioso. Influída más que otras de sus películas por la nouvelle vague y por el cómic erótico europeo, 'Requiem por un vampiro' es Rollin puro, y como tal, tan discutible como fascinante.

Sangre para Drácula (Dracula cerca sangue di vergine... e morì di sete!!!, 1974)

Dirección: Paul Morrissey
Reparto: Joe Dallesandro, Udo Kier, Arno Juerging, Maxime McKendry, Milena Vukotic, Dominique Darel, Stefania Casini
Un rarísimo experimento producido por Andy Warhol rebosante de comedia bufa, drama folletinesco, erotismo mediterráneo y terror ultrasangriento cuyo argumento parece salido de una película de Jaimito: Drácula (Udo Kier) necesita vírgenes para alimentarse, y viaja hasta Italia ya que, siendo éste un país tradicionalmente católico, allí habrá más doncellas puras. Por supuesto, aunque divisa a unas cuantas víctimas, ninguna es tan virtuosa como aparenta.

El resultado de esta locura es inusualmente amargo, mucho más que la otra producción Warhol con la que conformó un programa doble delirante, la salvaje y mucho más exploit 'Carne para Frankenstein'. Kier le otorga al conde una melancolía única, atormentado porque los nuevos tiempos y la existencia de galanes como el interpretado por Joe Dallessandro (decidido a acabar con el vampirismo saltando de cama en cama) van a acabar con su vida eterna. Un tema muy propio de los Dráculas modernos (la decadencia del galán depredador clásico, completamente fuera de su tiempo), aquí en una versión más carnal y excesiva que nunca.

Las hijas de Drácula (Vampyres, 1974)

Dirección: José Ramón Larraz
Reparto: Marianne Morris, Anulka Dziubinska, Murray Brown, Brian Deacon, Sally Faulkner, Michael Byrne, Karl Lanchbury
Aunque su erotismo tramontano la ha convertido en una pieza algo caduca (al contrario que la monumental 'Los ritos sexuales del diablo', también de Larraz, aún más marrana pero tremendamente perversa), 'Las hijas de Drácula' sigue siendo una pieza clave del cine vampírico europeo de los setenta. Producida en Inglaterra, el buen pulso de Larraz (que rubricaba estas cosas igual que slashers como 'Descanse en piezas' o 'Al filo del hacha', por no hablar de cosas tan de su momento como 'Violación... ¿y?' o 'Polvos mágicos') y su valentía la hora de enhebrar una atmósfera casi de película de casas encantadas le dan un valor único.

En este caso, el argumento es más tradicional que el de otras películas de la época como 'El rojo en los labios': dos vampiresas provocan accidentes cerca de la mansión en donde viven y mantienen grogui a una de sus víctimas para alimentarse de él. Pero los excesos sanguinolentos, brutales incluso para la época, la puesta en escena histérica y los amasijos de gente en pelotas que corretea por delante de la cámara la hacen destacar sobre otras de la época. Objeto de un reciente, mucho más pulcro y decididamente inferior remake en 2015. Con Fele Martínez.

Martin (1978)

Dirección: George A. Romero
Reparto: John Amplas, Lincoln Maazel, Christine Forrest, Elyane Nadeau, Sara Venable, Francine Middleton, Roger Caine
Una singularísima exploración de la naturaleza de lo monstruoso a manos de un George A. Romero aún ajeno al bombazo internacional que supondría su 'Zombi' ese mismo año. Aquí cuenta la historia de un joven que cree ser un vampiro y se comporta como tal, aunque ni tiene colmillos afilados ni se desintegra con la luz del sol. Pero aún así quiere alimentarse de sangre y está dispuesto a efectuar todos los cortes en cuellos ajenos que sea necesario para conseguirlo.

Este argumento podría pertenecer perfectamente a una comedia negra paródica (como lo sería en parte la posterior 'Besos de vampiro'), pero Romero lo usa para sumergirse en un ambiente opresivo, tan perturbador como la mente de su protagonista. El director consigue inyectar una atmósfera de genuino cine vampírico en una historia que repite constantemente al espectador que no lo es, conduciendo al desconcierto y a una sensación de paranoia constante. Una obra maestra del primer Romero que solo recientemente ha empezando a ganarse una justa consideración de culto.

Nosferatu, vampiro de la noche (Nosferatu: Phantom der Nacht, 1979)

Dirección: Werner Herzog
Reparto: Klaus Kinski, Isabelle Adjani, Bruno Ganz, Jacques Dufilho, Roland Topor, Walter Ladengast, Dan van Husen
El remake de la mítica película muda de Murnau consigue no solo mantener bien el tipo como réplica, sino reformular su logro más complicado: esa indescriptible atmósfera alucinada, como de pesadilla. Herzog llega a ella gracias a las hipnóticas interpretaciones de su trío protagonista: Kinski, por supuesto, con su físico alucinante y su comportamiento enajenado; pero también una Isabelle Adjani que parece con un constante pie en el otro barrio y Bruno Ganz como uno de los Jonathan Harker más frágiles y aterradores de la historia.

Herzog sabe extraer de la novela de Stoker y la película de Murnau los elementos que convierten esta película en una observación sobre las terribles implicaciones de la muerte: el dolor, el olvido y la soledad. Por eso recupera una de las ideas más sugestivas y menos tratadas de adaptaciones previas (ni Universal ni Hammer le prestaron atención, por ejemplo): el vampiro como una plaga infecciosa milenaria que va dejando un reguero de cadáveres apestados allá por donde pasa.

El misterio de Salem's Lot (1979)

Dirección: Tobe Hooper
Reparto: David Soul, James Mason, Lance Kerwin, Bonnie Bedelia, Lew Ayres, Reggie Nalder, Ed Flanders, Elisha Cook Jr.
De acuerdo, es una miniserie para televisión pero la insertamos aquí por haber recibido edición en formato largometraje (en España, bajo el ridículo titulo de 'Phantasma II') y por su extraordinaria calidad pese a las limitaciones catódicas. Adapta una de las mejores novelas de Stephen King y marcó a incontables niños de los ochenta en su pase por Televisión Española, hasta tal punto que para una generación, la imagen del niño vampiro arañando la ventana de su hermano es de las que traumatizan una infancia.


Su mezcla de transformación de los vampiros clásicos (tirando, curiosamente, de la iconografía del más clásico de todos, Nosferatu) con el respeto a la mitología del género (se siguen todas las reglas: la invitación a casa, la estaca, los cazadores, los ataúdes...) da como fruto una película inquietante y de atmósfera espesa, que entiende las grandes virtudes de la novela de King y sabe traducirlas a imágenes. Un clásico menor, pero revisable una y otra vez. Mucho ojo con 'Salem's Lot II', la extrañísima y también muy opresiva secuela, dirigida por Larry Cohen y con Sam Fuller como implacable cazador de vampiros.

Drácula (1979)

Dirección: John Badham
Reparto: Frank Langella, Kate Nelligan, Laurence Olivier, Donald Pleasence, Trevor Eve, Jan Francis

Junto a la estupenda TV-movie dirigida por Dan Curtis, escrita por Richard Matheson y protagonizada por Jack Palance de 1973, esta es la película que configuró al Drácula moderno inyectándole grandes dosis de romanticismo fatalista. En ambas producciones, Drácula se encapricha de una humana (algo nunca del todo bien explicado en la novela) porque es una reencarnación de su amada de tiempos remotos. La versión de Palance (que, por cierto, inspiró físicamente al mítico vampiro de los cómics de Marvel 'La tumba de Dracula), además, incluyó el elemento de Vlad el Empalador por primera vez.

La versión de John Badham de 1979, en cualquier caso, es mucho más ostentosa, con un enfrentamiento que es pura intensidad y miradas que detienen el tráfico entre Frank Langella y Laurence Olivier. Quizás la película, la más romántica de todas las adaptaciones de Drácula, renquea algo porque a Langella le falta visceralidad, pero lo cierto es que adapta por primera vez pasajes de la novela que hasta el momento permanecían inéditos. Lo peor: su existencia frustró una proyectada adaptación de Ken Russell que, desde luego, habría sido para verla.
Crítica en Espinof: Drácula

El ansia (1983)

Dirección: Tony Scott
Reparto: Catherine Deneuve, David Bowie, Susan Sarandon, Cliff De Young, Willem Dafoe, Beth Ehlers, Dan Hedaya

La primera gran película de vampiros de los ochenta es un giro radical y punk de la aún reciente Drácula de Badham: a ritmo de Bauhaus y su significativa declaración de intenciones 'Bela Lugosi's dead', describe un hiperestético, sensorial y videoclipero triángulo amoroso entre (poca broma) Catherine Deneuve, David Bowie y Susan Sarandon, en el que fue el debut de Tony Scott -para muchos insuperado-.

Recuperando las connotaciones lésbicas del vampirismo a lo Hammer (que se asienta de la misma esencia del género: la 'Carmilla' de Le Fanu que inspiró el 'Drácula' de Stoker) y planteando a los vampiros no como seres tragicos y atormentados sino como adictos a una droga que ni les mata del todo ni les deja morir, 'El ansia' se revela como una de las películas de chupasangres más influyentes de las últimas décadas. Son incontables las películas que han bebido de ella en lo temático o estético.
Crítica en Espinof: 'El ansia'

Noche de miedo (1985)

Dirección: Tom Holland
Reparto: Chris Sarandon, William Ragsdale, Amanda Bearse, Roddy McDowall, Stephen Geoffreys, Jonathan Stark

Una de esas mezclas mágicas de comedia y terror que conseguían funcionar perfectamente en los ochenta en ambos campos sin necesidad de caer en la parodia o en el desequilibrio de tono. En este caso lo consigue gracias a un catálogo de personajes entrañables que protagonizan la historia de un chaval que descubre que su vecino es un vampiro que además quiere seducir a su madre. Todo ello gracias a la excelente capacidad de Tom Holland ('Muñeco diabólico', 'Maleficio') para tomarse en serio los planteamientos más desnortados.

Lo consigue además apoyado en un excelente reparto, donde destacan un seductor y grimoso Chris Sarandon como vecino vampiro y un entrañable Roddy McDowall como falso cazavampiros, que usa toda la sabiduría de la cultura pop para acabar con la amenaza. Disfrutó de un estupendo remake en 2011 a la altura de su modelo, con estupendos efectos y ambientación, y Colin Farrell y David Tennant dando perfectamente la réplica a sus precedentes de los ochenta.

Jóvenes ocultos (The Lost Boys, 1987)

Dirección: Joel Schumacher
Reparto: Kiefer Sutherland, Jason Patric, Corey Haim, Corey Feldman, Jami Gertz, Dianne Wiest

Programa doble perfecto con 'Noche de miedo', ya que tiene una buena cantidad de elementos en común: mezcla de horror vampírico y comedia teen, ambiente contemporáneo y algún detalle de guión muy peculiar, como el empleo de la cultura pop como fuente de sabiduría cazavampiros (aquí personificada en un par de devotos de los tebeos de miedo, Corey Feldman y Corey Haim). Pero además, 'Jóvenes ocultos', como no podía ser de otro modo estando dirigida por Joel Schumacher, lleva al límite el homoerotismo y el delirio estético.

De ahí la idea de convertir a los vampiros en moteros (grandioso Kiefer Sutherland como chupasangres que, además, no teme cargar las tintas en lo monstruoso), con toda la estética de cuero y pandillas correspondiente y que, de algún modo, entabla un curioso diálogo posmoderno con la idea del galán a lo Bertín Osborne de 'Noche de miedo'. Fabulosos momentos de impacto y un malvado subtexto anti-establishment adulto por la vía de las citas a 'Peter Pan', para uno de los clásicos impepinables del género en los ochenta.

Los viajeros de la noche (Near Dark, 1987)

Dirección: Kathryn Bigelow
Reparto: Adrian Pasdar, Jenny Wright, Lance Henriksen, Bill Paxton, Jenette Goldstein, Joshua Miller

Una de las mejores películas de vampiros de los ochenta, coincidente en el tiempo y en algunas de sus propuestas con 'Jóvenes ocultos', pero llevándola un paso más allá. La estética de motero salvaje, al margen de la ley, que proponía la película de Schumacher, encuentra en este trallazo de la gran Kathryn Bigelow (y el no menos grande Eric Red coescribiendo el guión) su auténtica naturaleza: como road movie desértica. Cómo compagina Bigelow la fobia al sol de los vampiros con la luz abrasadora de los áridos parajes del sur de Estados Unidos es una de las muchas soluciones ingeniosas de una película que reformula sin miedo la mitología vampírica.

Con interpretaciones espectaculares de Bill Paxton y Lance Henriksen, la película también sirve para desactivar la idea del vampiro como galán que navega en un océano de tiempo y que casi una década antes había propuesto el 'Drácula' de Badham. Aqui hay romance, pero en clave juvenil y pandillera, y cuya gasolina no es una idea romántica y anticuada del amor, sino el sexo, las drogas y el rock. Un western con colmillos que encontaría su réplica una década después con 'Vampiros de John Carpenter'.
Crítica en Espinof: Los viajeros de la noche

Besos de vampiro (Vampire's Kiss, 1989)

Dirección: Robert Bierman
Reparto: Nicolas Cage, Maria Conchita Alonso, Jennifer Beals, Elizabeth Ashley, Kasi Lemmons, Bob Lujan, Jessica Lundy

Una película que se ha ganado su fama de culto por acoger en su seno una de las interpretaciones más enloquecidas de Nicolas Cage. Que ya es decir, pero es que lo de 'Besos de vampiro' es especial: Cage da vida a un agente literario que, tras un encuentro íntimo con una atractiva joven, cree haber sido convertido en un vampiro. Comienza a experimentar fobia a la luz solar y las cruces, se alimenta de cucarachas y se tiene que comprar unos colmillos de plástico porque no hay forma de que le crezcan los auténticos.

Aunque menos opresiva, 'Besos de vampiro' tiene elementos en común con la comentada 'Martin' de George A. Romero: un joven cree que se ha convertido en vampiro y las percepciones del espectador quedan mediatizadas por este estado ilusorio (o no). También con elementos en común con '¿Jo, qué noche!' con la que comparte guionista y que también presenta un descenso dantesco a los infiernos urbanitas, ''Besos de vampiro' tiene mas malicia e inteligencia de lo que parece. Histeria cageniana aparte, es una interesante reflexión sobre la locura y la percepción, usando el mito vampírico como perchero.

Drácula de Bram Stoker (1992)

Dirección: Francis Ford Coppola
Reparto: Gary Oldman, Winona Ryder, Anthony Hopkins, Keanu Reeves, Richard E. Grant, Cary Elwes, Sadie Frost

No tan innovadora en lo temático como se dijo en su momento (casi todas sus propuestas de fidelidad a la obra original de Bram Stoker están ya en la adaptación de Badham), pero absolutamente cautivadora en lo visual. Un aspecto en el que no ha hecho sino crecer con el paso del tiempo, debido a que llegó en el momento en el que el género fantástico empezaba a ser devorado por el abuso de los efectos digitales (solo un año después llegaría 'Parque Jurásico').

Dejando de lado su romanticismo por momentos algo casposo, la obra de Coppola destaca por su imaginativo empleo de los trucajes físicos y tangibles para crear pesadillas (de juegos con perspectivas a sombras chinescas, pasando por fabulosos maquillajes o trampantojos delirantes). Y también por su variopinto reparto, que va de lo estupendísimo (Gary Oldman, Winona Ryder, Tom Waits) a lo algo menos brillante (Anthony Hopkins), pero que en cualquier caso hacen interesantes aportaciones al canon vampírico.
Crítica en Espinof: Drácula de Bram Stoker

Entrevista con el vampiro (1994)

Dirección: Neil Jordan
Reparto: Tom Cruise, Brad Pitt, Kirsten Dunst, Antonio Banderas, Christian Slater, Stephen Rea, Indra Ove

En plena fiebre por el vampirismo decimonónico por culpa de Coppola, esta adaptación de una de las novelas más exitosas del género de todos los tiempos -aunque hoy haya quedado un poco desfasada- superó las negras expectativas que tenía en su contra. No solo eso, sino que en muchos sentidos superó al éxito de 'Drácula de Bram Stoker' gracias a la exquisitez de su puesta en escena y a hallazgos como la casi debutante Kirsten Dunst como Claudia, uno de los personajes vampíricos más sugestivos de los noventa.

Hoy resulta difícil entender hasta qué punto la película fue atrevida: Neil Jordan acababa de ganarse un merecido prestigio global con 'Juego de lágrimas' y ahora se volcaba en una de vampiros, Tom Cruise aún estaba considerado un ídolo teen, y Brad Pitt y Antonio Banderas no habían alcanzado su actual estrellato. Por suerte, la extraordinaria calidad de la película, apasionada, retorcida, violentísima y mórbida, se sobrepuso a los negros designios que la amenazaban. Jordan repetiría tema vampírico con la también excelente 'Byzantium'.
Crítica en Espinof: Entrevista con el vampiro

Nadja (1995)

Dirección: Michael Almereyda
Reparto: Elina Löwensohn, Martin Donovan, Galaxy Craze, Peter Fonda, Jared Harris, Suzy Amis, Karl Geary

Mientras el cine mainstream reformulaba el mito vampírico con películas tan opuestas entre sí como 'Entrevista con el vampiro' o 'Abierto hasta el amanecer', el cine indie le inyectaba mensajes turbios y retranca posmoderna en películas de bajísimo presupuesto y textura blanquinegra como 'The addiction' de Abel Ferrara o esta 'Nadja'. La primera es casi un tratado filosófico sobre la fe y la culpa muy propio de Ferrara, pero camuflado de película de vampiros. La de Almereyda es un divertidísimo pastiche con colmillos y el beneplácito de David Lynch (cameo incluido).
El enfrentamiento en territorio urbano entre Van Helsing (un Peter Fonda delicioso) y Nadja, la hija del conde Voivoide Arminius Chousescu Dracula, con sus buenas raciones de erotismo lésbico y reformulación de los tópicos del género, tiene mucho de parodia. Pero cuando mejor funciona la película es al adoptar una rarísima solemnidad subrayada por su estética tenebrosa y la música de My Bloody Valentine o Portishead y que delata que Almereyda es tan devoto de Hal Hartley como de Udo Kier. Una rareza que el tiempo no ha hecho sino revalorizar.

Abierto hasta el amanecer (1996)

Dirección: Robert Rodríguez
Reparto: George Clooney, Harvey Keitel, Juliette Lewis, Quentin Tarantino, Salma Hayek, Fred Williamson, Cheech Marin

La revelación internacional de Robert Rodríguez llegó en un momento irrepetible: Tarantino aún estaba cimentando su popularidad, George Clooney solo era conocido por 'Urgencias' y en tiempos pre-Internet se obró el milagro de que muchos espectadores llegaron al cine pensando que iban a ver una de gángsters. Y en cierto sentido, es una de gánsters que se tuerce: con dos mitades perfectamente separadas, esta bronca fiesta vampírica funciona como thriller -Tarantino y Clooney secuestran a una familia con miembros como un Harvey Keitel tronchante y una Juliette Lewis desatada- y también como película de vampiros y acción, anticipándose levemente a 'Blade'.
Un reparto entonadísimo (a todos los anteriores se unen Salma Hayek y una deliciosa ralea de secundarios como Cheech Marin, el mago de los efectos Tom Savini y el dios de la blaxploitation Fred Williamson), sumado a una violencia de tebeo como nunca antes se había visto en pantalla, dan pie a una de las producciones vampíricas más frenéticas de todos los tiempos, una que convierte los excesos de los ochenta en antiguallas artríticas. Frenética y bienhumorada, consigue hasta resultar innovadora a golpe de detalles latinos inyectados en la mitología vampírica.
Crítica en Espinof: Abierto hasta el amanecer

Brácula: Condemor II (1997)

Dirección: Álvaro Sáenz de Heredia
Reparto: Chiquito de la Calzada, Bigote Arrocet, Nadiuska, Javivi, Carla Hidalgo, Héctor Cantolla, Rubén Gálvez, Aramis Ney

Desde luego, no es la más sofisticada de las películas vampíricas de esta lista (ni siquiera la más original: casi todos sus hallazgos están en 'El baile de los vampiros'), pero indiscutiblemente sí una de las más personales. La arrolladora personalidad de Chiquito de la Calzada se apropia del mito de Drácula hasta tal punto que solo cambiando una letra de su nombre, la B de Barbate, transforma una parodia del cine de terror de raíz hispánica en una farsa chiquitistaní que tiene el consabido efecto vírico-verbal en el espectador.

Es curioso cómo Drácula se convirtió en objeto paródico para el cine español de éxito, no solo -lógicamente- en los setenta, cuando el cine de terror "serio" triunfaba en España, sino años después con películas como ésta, 'Buenas noches, señor monstruo' o 'Aquí huele a muerto'. Lo que deja bien claro que junto al western mediterráneo (al que Chiquito ya le dio la suyo en la algo menos divertida 'Aquí llega Condemor, el pecador de la pradera'), el terror vampírico es un género tan español como las tonadillas pachangueras que aquí son parodiadas con letras chupasangres.
Crítica en Espinof: Brácula: Condemor II

Vampiros de John Carpenter (1998)

Dirección: John Carpenter
Reparto: James Woods, Daniel Baldwin, Sheryl Lee, Thomas Ian Griffith, Maximilian Schell, Tim Guinee

Pese a algún problema puntual (caída de ritmo en su tramo final, un Baldwin inapropiadísimo como coprotagonista...), la virulencia y descaro de esta apropiación de John Carpenter de los códigos vampíricos (una de las escasísimas veces que ha partido de monstruos clásicos para sostener una de sus películas) la convierten en una auténtica rareza. Bola extra por hacerlo, además, en una época tan relamida como fue la década de los noventa.

Aquí, James Woods y Daniel Baldwin comandan a un grupo de cazadores de vampiros a sueldo del Vaticano que no se andan con tonterías: lejos de la sutileza de Van Helsing, entran en las guaridas de vampiros y los sacan a estacazos y con la ayuda de cables de tracción a la luz del sol, como vemos en una impresionante escena inicial que ha pasado con todo derecho a lo mejor del subgénero vampírico moderno. Por desgracia, el resto de la película no mantiene ese soberbio nivel, pero aún así, este western con colmillos es una pieza digna de revisión.
Crítica en Espinof: Vampiros de John Carpenter

Blade (1998)

Dirección: Stephen Norrington
Reparto: Wesley Snipes, Stephen Dorff, Kris Kristofferson, Sanaa Lathan, Donal Logue, Traci Lords, Udo Kier

Una de las mejores adaptaciones de un cómic Marvel en una época en la que eso no quería decir absolutamente nada, y que mezcló acción y terror con una sencillez y contundencia que hizo que muchos se preguntaran cómo no se había hecho antes (sí se había hecho, y muy bien, en 'Kung Fu contra los siete vampiros de oro'). Reformulando el mito vampírico con más sutileza de lo que parece (el héroe es un vampiro renegado, las duchas de sangre, el vampirismo como plaga desde las clases dominantes), revitalizando la estética blaxploitation e incluso adelantándose un año a 'Matrix', el impacto de Blade -pese a no ser precisamente una película de prestigio- es indiscutible.

Unos años después llegaría la muy estimable 'Blade II', irregular pero, con todo, quizás la mejor de las películas "comerciales" de Guillermo del Toro, con criaturas y conceptos interesantísimos (como siempre en Del Toro, acerca de la monstruosidad y su esencia) pero horrendos efectos CGI, y abandonando los aires de artes marciales clásicas que hacían especial a la primera entrega. 'Blade III' rubricaría la decadencia de la saga con una entrega horrible, pero para qué lo vamos a negar, también bastante disfrutona.
Crítica en Espinof: Blade

Déjame entrar (Låt den rätte komma in, 2008)

Dirección: Tomas Alfredson
Reparto: Kåre Hedebrant, Lina Leandersson, Per Ragnar, Henrik Dahl, Karin Bergquist, Peter Carlberg

Una de las películas de vampiros más singulares de los últimos tiempos, pese a manejar bazas que ya conocemos: el ambiente gélido, presente en la estimable pero inferior '30 días de oscuridad', el foco en un par de niños y los estallidos de violencia casi insoportable. Tomas Alfredson consigue darle un brío especial a todos estos elementos ya sabidos gracias a su escalofriante, casi inerte sentido del ritmo, para contar la historia de un chaval acosado en la escuela que se hace amigo de una chica de tendencias nocturnas peculiares.

Lo que la hace especial es difícil de describir con palabras, y de hecho, el inevitable remake norteamericano un par de años después, aunque interesante, fue incapaz de retener su magia. Quizás la idea del idilio entre dos niños monstruosos, quizás cómo reformula la figura del vampiro como una sombra trágica y condenada sin caer en tópicos románticos. Quizás el insólito equilibrio entre ternura y retrato de la monstruosidad sin medias tintas. Sea como fuere, una película única.
Crítica en Espinof: Déjame entrar

Sólo los amantes sobreviven (Only Lovers Left Alive, 2013)

Dirección: Jim Jarmusch
Reparto: Tilda Swinton, Tom Hiddleston, Mia Wasikowska, John Hurt, Anton Yelchin, Slimane Dazi, Jeffrey Wright

Una especie de heredera espiritual de 'El ansia' y 'The Addiction', con vampiros enfermizos, sufrientes debido a una vida eterna que implica sobre todo soledad y aburrimiento, y que recupera la estética decadente y postpunk de las criaturas de la noche de los ochenta. Tras un inicio de siglo lleno de brutalidad y contundencia debido al eco del éxito de 'Abierto hasta el amanecer' o 'Blade', Jim Jarmusch parece recordar que los vampiros son perfecto símbolo de la languidez romántica, y nos devuelve esa imagen del vampirismo con una película que parece aislada del tiempo en una burbuja.

Su reparto (Swinton, Hiddleston, Wasikowska, Hurt, Yelchin), increíblemente apropiado, es posiblemente el gran punto fuerte de esta película que difícilmente puede calificarse para todos los gustos, pero que sin duda cautivará a los post-post-post-góticos deseosos de ver a unos cuantos vampiros filosofar sin descanso sobre lo especiales que son y lo estupendamente mal que se encuentran. Entre mordisco y mordisco, claro.
Crítica en Espinof: Sólo los amantes sobreviven

Lo que hacemos en las sombras (What We Do in the Shadows, 2014)

Dirección: Taika Waititi, Jemaine Clement
Reparto: Jemaine Clement, Taika Waititi, Jonathan Brugh, Cori Gonzales-Macuer, Stu Rutherford, Ben Fransham

Aunque es abiertamente una comedia paródica, esta película de un Taika Waititi antes de su salto al mainstream vía Marvel demuestra más conocimiento de las tradiciones vampíricas que muchas películas más solemnes. Su idea de un grupo de vampiros que comparten piso ya es grandiosa, pero se ve reforzada porque cada uno de ellos obedece a un tópico de los bebedores de sangre: el nosferatu hierático, el caballero victoriano, el donjuán nocturno...

La película se ceba en su conflictiva relación con los hombres-lobo, que ya de partida fue ridiculizada en éxitos del humor involuntario como 'Underworld' o 'Crepúsculo'. Todo ello bañado en un tempo cómico personalísimo e infalible, más que puesto a prueba en el anterior proyecto de Waititi y Clement, 'Flight of the Conchords'. Quizás la mejor parodia del fenómeno vampírico, a la altura del baile de Polanski.
Crítica en Espinof: Lo que hacemos en las sombras

Una chica vuelve a casa sola de noche (What We Do in the Shadows, 2014)

Dirección: Ana Lily Amirpour
Reparto: Sheila Vand, Arash Marandi, Dominic Rains, Marshall Manesh, Mozhan Marnò, Milad Eghbali

Con una estética particularísima, pero que a la vez bebe de decenas de fuentes (del spaguetti western a Nadja, pasando por el Lynch de 'Cabeza borradora' o el cine indie de los noventa), esta singular, inclasificable mezcla de película de pandilleros, reflexión sobre el vampirismo y pesadilla rodada con scope estilo western es el sorprendente debut de Ana Lily Amirpour. Cuenta la historia de una vampiresa juvenil que ronda las hiperestéticas calles, casi de tebeo, de una ciudad ficticia iraní.

El gran hallazgo de 'Una chica vuelve a casa sola de noche' es la estética de su vampírica protagonista: el chador como si fuera una capa y la tabla de skate que le permite desplazarse como si flotara son ingeniosas reformulaciones juveniles de los tópicos de los vampiros. Pero Ana Lily Amirpour esconde más sorpresas en la película, y desde la entrañable relación amorosa entre sus dos protagonistas a sus dejes tarantinescos, pasando por el curioso diálogo que establece con la reciente 'Déjame entrar', la convierten en una rarísima pieza del cine de género.

Crítica en Espinof: Una chica vuelve a casa sola de noche

Via:espinof

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