'Mujercitas' y sus diferentes versiones: comparamos la novela de Louisa May Alcott con las películas que la han adaptado
"Nadie olvidará a Jo March". Así de contundente se muestra la propia Jo March (Saoirse Ronan) al hablar de su deseo en convertirse en escritora casi al comienzo de ‘Mujercitas’ ('Little Women', 2019), el segundo largometraje como directora de Greta Gerwig y la nueva adaptación de la novela homónima de la escritora estadounidense Louisa May Alcott.
Una frase acertadísima tanto para la construcción del personaje, como para asentar una de las principales intenciones de Gerwig: homenajear a May Alcott y a su icónica heroína por haber sido fuente de inspiración de escritoras (y no escritoras) desde hace 150 años.
Y sobre todo para confirmar que, efectivamente, nadie ha olvidado a Josephine March y que su espíritu rebelde, su ambición e incorformismo, sigue siendo referente para aquellas (y seguro que aquellos, también), que se aproximan a la obra.
Las cinco adaptaciones
cinematográficas (aunque la primera de 1917 consta como perdida) e
incontables versiones televisivas y teatrales (¡se hizo hasta una
ópera!) demuestran que no, no hemos olvidado ni a Jo ni a May Alcott
pero ¿era necesaria otra adaptación? ¿Qué más se puede aportar sobre la
novela que no conociéramos ya?
Encontramos rápida respuesta tras ver los primeros minutos de la película de Gerwig: lo que cuenta ‘Mujercitas’ es tan universal que parece que cada generación necesite una versión propia de la historia. Pero, ¿cuál es la más fiel de todas? A continuación repasamos las cuatro últimas adaptaciones cinematográficas y las comparamos con la novela original.
Esta es, en líneas generales, la premisa inicial de ‘Mujercitas’, la novela de Louisa May Alcott publicada en 1868 y 1868 en dos tomos y que se convirtió de forma instantánea en un éxito de ventas. Novela de referencia para las adolescentes norteamericanas, a veces se la clasifica como cursi, pero eso es quedarse en la superficia de todo lo que ofrece.
700 páginas, divididas en capítulos bastante auto conclusivos dentro de la historia general de la novela y en los que cada una de las hermanas vive experiencias comunes de las mujeres de la época (la Guerra de Secesión norteamericana) como la pérdida de un ser querido, la diferencia de clases, los amores, y sobre todo, las limitaciones a las que tenían que hacer frente por ser mujeres.
Una novela en la que mezcló elementos de la literatura juvenil del
momento, con romance, drama y comedia. Pero sobre todo, una novela que describió como ninguna la juventud femenina y los miedos y alegrías de ese temido y complejo paso de la infancia a la edad adulta.
Pero sin duda, el personaje más inspirador de la novela es el de Jo March, una joven que se escapaba de todas las normas y convencionalismos de la época:
es rebelde, mal hablada, imaginativa, y tiene la ambición de ser
independiente económicamente gracias a su trabajo como escritora. Odia
las cosas de chicas y anhela poder hacer todo lo que hacen los chicos.
Un personaje modernísimo para la época en la que está escrito y que rompió moldes y comenzó a abrir mentes sobre el absurdo concepto de feminidad.
George Cukor fue el encargado de dirigir la primera adaptación hablada de la novela. Con Katherine Hepburn en la piel de la icónica Jo March, puede que sea la película que más se centra en la parte amable y cómica de la novela
y por razones más que obvias: Estados Unidos estaba en la Gran
Depresión y el cine de la época fue una de las grandes formas de escapar
de la situación que vivía el país.
Así, la Jo de Katherine Hepburn, si bien mantenía el alma dicharachera de la heroína de May-Alcott y poseía los atributos de mujer fuerte y masculinos que siempre caracterizaron a la actriz y que venían también al personaje, terminaba siendo más blanda y menos perspicaz, ya que a Cukor le interesaba ensalzar los atributos de bondad, generosidad y belleza que se encuentran en una vida sencilla.
Con las otras tres hermanas en papeles bastante secundarios y el contexto histórico de la novela tratado de pasada, la ‘Mujercitas’ de Cukor, que obtuvo un gran éxito, entremezclaba la screwball comedy (en la que Hepburn era una de las reinas) con el drama, para culminar con el lema más simplista que se extrae de la novela: el amor lo puede todo.
Con el mismo guion que la cinta de Cukor, 16 años después Mervyn LeRoy dirigía una nueva adaptación de la novela de la mano de Metro Goldwyn Mayer en una época en la que los estudios de cine ya estaban más que asentados y se apostaba por las grandes producciones. Y con ‘Mujercitas’
no podía ser menos: rodada en tecnicolor y con decorados y vestuarios
exagerados, fue uno de los grandes taquillazos de ese año.
Protagonizada por estrellas de la época como June Allyson (Jo), Janet Leigh (Meg), Margaret O’Brien (Beth) y la mismísima Elizabeth Taylor (Amy), la ‘Mujercitas’ de LeRoy llegaba en un momento bastante concreto: los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Un hecho que fue fácil para comparar la guerra de Secesión en la que transcurre la novela con esa nueva guerra recién terminada.
A MGM y al público de la época, les interesa más el ensalzamiento de
la buena moral de las muchachas y su papel como soporte incondicional de
los hombres, que descubrir sus imperfecciones, sus conflictos, sus inquietudes y aprendizajes que es, en el fondo, lo que hace tan especial a la novela de Louisa May Alcott.
Protagonizada por estrellas en alza en el momento como Winona Ryder (Jo), Kirsten Dunst (joven Amy), Trini Alvarado (Meg), Claire Danes (Beth) y con secundarios de lujo como Susan Sarandon como Marmee, Christian Bale como Laurie y Gabriel Byrne como el Profesor Bhaer, la ‘Mujercitas’ de 1994 estuvo nominada a 3 premios Oscar: Mejor Actriz para Winona Ryder, Mejor Vestuario y Mejor Banda Sonora.
45 años tardó en aparecer una nueva adaptación, pero lo hizo bajo la dirección de Gillian Armstrong, la primera mujer en dirigir una versión de ‘Mujercitas’ y quizá, por eso, se convertiría en la más fiel de todas hasta el momento al profundizar más en el carácter de las chicas. Y es que logró captar mejor el espíritu de la novela al retratar esos momentos costumbristas que nos mostraban el día a día de las chicas más allá de los momentos clave de la historia.
Y es que aquí, al contrario que en sus predecesoras, existía un equilibrio entre la infancia y la edad adulta de las hermanas March, cuya segunda parte siempre se nos había mostrado de forma muy apresurada. El relato se centraba mucho más en los personajes y sus emociones, las lecciones aprendidas que las hacían crecer y, sobre todo, hablaba más de feminismo y el papel de la mujer de la época.
Y, sobre todo, recuperaba de la mera anécdota a la que quedó delegada
en las otras adaptaciones, al personaje de Marmee, una matriarca con
agallas y poderosa y que promovía en sus hijas la inteligencia frente a la belleza u otras virtudes entendidas como femeninas de la época.
Y justo 25 años después llega una nueva versión, una ‘Mujercitas’ de la era millenial y post #MeToo, dirigida por Greta Gerwig, quien ya en su primer largometraje, ‘Lady Bird’ se enfrentaba a una película coming of age de una joven de principios de los años 2000. Y con esta última versión, y a pesar de diferencias evidentes, puede que sea la más fiel en el espíritu de la historia.
La gran diferencia de la versión de Gerwig es su estructura: la historia empieza prácticamente por el final de la novela y todo lo que vemos a partir de ahí, son los recuerdos de su protagonista, Jo March, desorganizados cronológicamente. Un presente que se entrelaza con recuerdos de diferentes épocas, pero siempre con un denominador común.
Una estructura brillante y contemporánea que casa a la perfección con la vitalidad de la obra,
llena de contratastes entre felicidad y tristeza, y que traslada a
nuestro tiempo al hablar sobre la ambición de la mujer en el arte, la
igualdad salarial y sobre todo, la propiedad intelectual y los méritos que derivan de ello.
Dejando bastante de lado el contexto histórico de la novela, a Gerwig le interesan tanto sus personajes como a su creadora, aquí interpretadas por seis actrices casi invencibles: sobre todo Jo (Saoirse Ronan) y Amy (Florence Pugh), las dos March con intereses artísticos más ambiciosos y Meg (Emma Watson), Beth (Eliza Scanlen) y Marmee (Laura Dern). Todas ellas tienen su momento para respirar en la trama y nos permite conocer a fondo a cada una de ellas, tal y como leemos en la obra de May Alcott.
Las hermanas March de Gerwig son libres, ambiciosas, peleonas, casi salvajes. Todas sueñan y tienen miedos, todas crecen y sufren y por primera vez, verbalizan su situación y limitaciones como mujeres:
el hartazgo de Jo de que a las mujeres se las relegue sólo al amor o la
conciencia de Amy de que, para las mujeres, el matrimonio es un
contrato económico.
Los hombres que las rodean, Laurie (Timothée Chalamet), Friedrich Bhaer (Louis Garrel) y John Brooke (James Norton), envidian su hermandad y su vitalidad y anhelan formar parte de su círculo, las necesitan y no al contrario.
Con la película, Greta Gerwig firma una carta de agradecimiento a la autora y se permite el lujo de jugar a confundir la realidad con la ficción, convirtiendo a Jo March en el alter ego de la escritora y de ella misma. Sobre todo, Gerwig otorga un poder total a la mujer sobre su obra, una oda a la mujer creadora sin encorsetamientos.
Sin duda, la ‘Mujercitas’ de 2019 se parecería bastante a la novela si ésta se hubiera escrito en nuestros días. Y Louisa May Alcott estaría orgullosa.
Sobre la novela
Es 1961. Meg, Jo, Beth y Amy son cuatro hermanas que viven con su madre, Marmee, mientras su padre está en el frente. En esos tiempos convulsos, las chicas crecen y darán el paso de la infancia a la edad adulta a través de pequeñas (y grandísimas) lecciones a las que se irán enfrentando en su día a día, siempre guiadas por una madre que las educa en la bondad y promueve sus diferencias y su independencia y la hermandad entre ellas.700 páginas, divididas en capítulos bastante auto conclusivos dentro de la historia general de la novela y en los que cada una de las hermanas vive experiencias comunes de las mujeres de la época (la Guerra de Secesión norteamericana) como la pérdida de un ser querido, la diferencia de clases, los amores, y sobre todo, las limitaciones a las que tenían que hacer frente por ser mujeres.
En ‘Mujercitas’, Louisa May Alcott creó 4 personajes arquetipo con los que cualquier mujer podría identificarse: Meg, la tradicional; Jo,
la rebelde e independiente con ansias de ser escritora, características
antes sólo aceptables en los hombres (alter ego de la escritora), Beth, la inocente y buena; y Amy, la presumida.
Un personaje modernísimo para la época en la que está escrito y que rompió moldes y comenzó a abrir mentes sobre el absurdo concepto de feminidad.
1933
Así, la Jo de Katherine Hepburn, si bien mantenía el alma dicharachera de la heroína de May-Alcott y poseía los atributos de mujer fuerte y masculinos que siempre caracterizaron a la actriz y que venían también al personaje, terminaba siendo más blanda y menos perspicaz, ya que a Cukor le interesaba ensalzar los atributos de bondad, generosidad y belleza que se encuentran en una vida sencilla.
1949
Protagonizada por estrellas de la época como June Allyson (Jo), Janet Leigh (Meg), Margaret O’Brien (Beth) y la mismísima Elizabeth Taylor (Amy), la ‘Mujercitas’ de LeRoy llegaba en un momento bastante concreto: los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Un hecho que fue fácil para comparar la guerra de Secesión en la que transcurre la novela con esa nueva guerra recién terminada.
La Jo de June Allyson es alegre y pizpireta y aunque
se empeña en decir más de una vez que a ella le gustaría ser y tener
los privilegios de los hombres, su personaje termina cayendo en los estereotipos de las heroínas románticas
de las producciones de la época. Además, la segunda parte de la cinta,
que se corresponde con la edad de adulta, es precipitada y apenas
carente de conflictos internos para las chicas.
1994
45 años tardó en aparecer una nueva adaptación, pero lo hizo bajo la dirección de Gillian Armstrong, la primera mujer en dirigir una versión de ‘Mujercitas’ y quizá, por eso, se convertiría en la más fiel de todas hasta el momento al profundizar más en el carácter de las chicas. Y es que logró captar mejor el espíritu de la novela al retratar esos momentos costumbristas que nos mostraban el día a día de las chicas más allá de los momentos clave de la historia.
La Jo de Winona Ryder combinaba a la perfección las
inquietudes de una joven que no encajaba en los patrones de lo que se
esperaba de una mujer en la época: rebelde, con deseos, tenaz y
contradictoria.
2019
La gran diferencia de la versión de Gerwig es su estructura: la historia empieza prácticamente por el final de la novela y todo lo que vemos a partir de ahí, son los recuerdos de su protagonista, Jo March, desorganizados cronológicamente. Un presente que se entrelaza con recuerdos de diferentes épocas, pero siempre con un denominador común.
Dejando bastante de lado el contexto histórico de la novela, a Gerwig le interesan tanto sus personajes como a su creadora, aquí interpretadas por seis actrices casi invencibles: sobre todo Jo (Saoirse Ronan) y Amy (Florence Pugh), las dos March con intereses artísticos más ambiciosos y Meg (Emma Watson), Beth (Eliza Scanlen) y Marmee (Laura Dern). Todas ellas tienen su momento para respirar en la trama y nos permite conocer a fondo a cada una de ellas, tal y como leemos en la obra de May Alcott.
Con la película, Greta Gerwig firma una carta de agradecimiento a la autora y se permite el lujo de jugar a confundir la realidad con la ficción, convirtiendo a Jo March en el alter ego de la escritora y de ella misma. Sobre todo, Gerwig otorga un poder total a la mujer sobre su obra, una oda a la mujer creadora sin encorsetamientos.
Sin duda, la ‘Mujercitas’ de 2019 se parecería bastante a la novela si ésta se hubiera escrito en nuestros días. Y Louisa May Alcott estaría orgullosa.
Via:espinof
Comentarios