La temporada 2 de 'Sandman' es tan brillante como la anterior, pero la sombra de Neil Gaiman me impide disfrutar realmente de la serie


 Cómo echaba de menos 'Sandman'. Han pasado casi dos años desde que se estrenó en Netflix y su regreso ha confirmado que la adaptación no fue un simple capricho de la plataforma ni tampoco un golpe de suerte. Porque partiendo de un material tan complicado de traducir al lenguaje audiovisual, la serie ha terminado siendo un prodigio de los que no abundan.

Y su segunda temporada (que se estrenará en varias tandas) no solo conserva la esencia de la primera, sino que consigue elevarla en muchos sentidos, incluyendo la madurez narrativa, su ambición temática y su fuerza visual. Cada episodio se percibe como una pequeña obra de arte, con una puesta en escena exquisita y cargada de simbolismo, y este conjunto de piezas encaja tan bien que sentarse a verla es un verdadero disfrute.

En esta nueva tanda de capítulos, Morfeo (Tom Sturridge) sigue enfrentándose a las consecuencias emocionales de sus decisiones mientras la serie nos introduce a personajes tan fascinantes como su hijo Orfeo (Ruairi O'Connor), la poderosa Delirio (Esme Creed-Miles) o la implacable Desesperación (Donna Preston). La historia fluye entre mitología, tragedia y reflexiones existenciales con mucha elegancia y su enfoque casi literario hace que cada capítulo tenga su propio tono y mensaje.

Y todo se cuenta con una sensibilidad que mezcla lo onírico con lo terrenal, y manteniendo en los nuevos episodios esa atmósfera que tanto nos envolvía al principio. Incluso sus momentos más grandilocuentes (como los viajes al Infierno o las discusiones entre Eternos) están teñidos de una melancolía que hace que la serie siga siendo tan extraña, introspectiva y profundamente emotiva como cuando se estrenó.

Un universo más sólido y emocional

'Sandman'

En el regreso de 'Sandman', los creadores Allan Heinberg y David S. Goyer han vuelto a conseguir que la narrativa tenga coherencia sin perder ese tono fragmentario propio del cómic original. La temporada equilibra la épica con la intimidad, aprovechando para explorar temas como el duelo, la pérdida y el poder del cambio personal, y muchos personajes también han adquirido una profundidad mayor.

Si la primera temporada ya exploraba con sensibilidad los grandes dilemas existenciales, esta segunda se adentra en terrenos aun más oscuros. La figura de Orfeo y su destino, en particular, aporta una dimensión trágica que atraviesa todos los episodios, convirtiendo el viaje del protagonista en algo mucho más introspectivo y humano. Hay más dolor, más renuncia y, a la vez, más posibilidad de redención. La serie no solo quiere contar una historia fantástica: quiere que sintamos la gravedad de las decisiones y la fragilidad de lo eterno.


Ese equilibrio entre lo mítico y lo emocional sigue siendo una de sus grandes virtudes y, además, la banda sonora sigue siendo una parte esencial junto a las interpretaciones (en especial las de Tom Sturridge y Kirby Howell-Baptiste), que confirman que el reparto está comprometido con la esencia poética de la serie. Porque 'Sandman' no es una adaptación al uso, sino una carta de amor a los que adoran los cómics y las historias poco convencionales.

La sombra de Neil Gaiman

Fotograma de 'Sandman'

Sin embargo, a pesar de declararme fan de este universo onírico, también es difícil pasar por alto lo que ha ocurrido recientemente con Neil Gaiman. Aunque su implicación directa en esta temporada ha sido más limitada que en la primera, las acusaciones de agresión sexual por parte de varias mujeres han generado una tensión inevitable alrededor de la serie.

Esto hace que cueste desconectar del todo o separar el autor de la obra (porque creo firmemente que no se puede), sabiendo que el creador detrás de este universo está envuelto en un escándalo de gran magnitud. Es cierto que no hay que desmerecer por ello el trabajo colectivo de cientos de personas que han hecho posible esta serie, pero sí que hay que dejar claro que lo que ha ocurrido deja una sensación incómoda que enturbia la experiencia.

Aun así, lo que hay en pantalla merece ser valorado por lo que es. Porque 'Sandman' es una serie que se atreve a ser diferente, que sigue siendo emocionante y muy entretenida, y que en su segunda temporada demuestra que su mera existencia es un sueño del que no me apetece despertar.

Texto: Belén Prieto                                         Foto/Via. Espinof

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