Superman no ha triunfado fuera de Estados Unidos. La culpa, en parte, es de Donald Trump


 En los años 40, durante los primeros episodios del muy definitorio serial radiofónico de Superman, el héroe decía luchar por la paz y la justicia. Pero a partir de 1942, cuando Estados Unidos ya había entrado de lleno en la II Guerra Mundial, este eslogan se cambió por otro que ha perdurado hasta nuestros días: "¡Paz, justicia y el estilo de vida americano!". Con el tiempo, la parte final se cambió a otras más amigables con el extranjero, como "libertad" o "paz para toda la humanidad", pero tarde o temprano, algún guionista intrépido y nacionalista volvía al simbolismo del original.

De hecho, en un momento dado en los cómics, Superman se encaraba con el presidente diciéndole "Creo en todo lo que defiende esta bandera, pero como Superman debo ser un ciudadano del mundo. Valoro toda la vida, sin importar las fronteras políticas". La idea que trataban de inculcar a los lectores estaba clara: el superhéroe más poderoso de todos, sin importar las veces que le hayas visto portando la bandera en películas, series y tebeos, solo es estadounidense de adopción, y se debe a todo el mundo. Es cierto, sí. Y sin embargo, es difícil que el público general pueda verlo así.

Superman, chorizo con Trump

Tras las cifras normaluchas que ha hecho la nueva película este fin de semana fuera de Estados Unidos, se ha instalado en los espectadores patrios la idea de que Superman nunca ha funcionado en la taquilla española. El problema es... que no es, ni lejanamente, cierto. No del todo, al menos: tras su estreno en 1979, el 'Superman' de Richard Donner se convirtió en la película más taquillera de la historia en nuestro pais (con 655 millones de pesetas, casi 4 millones de euros al cambio sin pasar por la inflación), y el puesto le duró hasta cuatro años después, cuando se lo arrebató 'E.T, el extraterrestre'. De hecho, aún ahora es la vigesimonovena película que más espectadores ha llevado a los cines de nuestro país.

Aunque 'Superman II' y 'Superman III' se movieron algo por debajo de la barrera de los 3 millones de espectadores y 'Superman IV' ya solo embaucara a algo más de un millón, son afluencias notablemente más amplias que las que fueron a ver en nuestros días otras películas de DC como 'Flash' o incluso 'Batman Begins'. El cine ha dejado de ser un entretenimiento de masas, claro, y las entradas ya no permiten los "precios populares" en la mayor parte de sitios, lo que se traduce en más recaudación, pero menos entradas vendidas.

Decir que Superman nunca ha interesado a los españoles es rotundamente falso. De hecho, 'Superman returns' se mantuvo en el puesto 9 de taquilla en 2006 (con 1.816.024 entradas vendidas), el mismo lugar que en la global. A partir de ahí, es cierto que el personaje entró en barrena: el público español, que eligió claramente bando por Marvel en la lucha entre ambos universos superheroicos, dejó de lado prácticamente todo el Universo Extendido DC, con la excepción de 'Aquaman'. Ni 'El hombre de acero' ni 'La liga de la justicia' se auparon siquiera al top 10 de taquilla española anual ('Batman V Superman' sí, rozando el último lugar) y demostró que el público general español estaba a otras cosas, una tendencia que se ha repetido hasta nuestros días. ¿El motivo? Ojalá solo hubiera uno.

Supertrump

La entrada del 'Superman' de James Gunn en la taquilla española no ha superado la de 'El hombre de acero' y, de hecho, dista mucho de ser super-espectacular. Ha amasado 2,39 millones de euros, convirtiéndose en el sexto mejor estreno de 2025, pero lejos de las cifras de Estados Unidos. No es una cosa que solo pasé aquí: la misma ola de indiferencia asola al resto del mundo, donde la película ha decepcionado y se ha quedado muy, muy por debajo de lo esperado. Por ejemplo, en Francia y Corea ha quedado por debajo de 'Jurassic World: El Renacer', en Italia ha luchado por conseguir el primer puesto y en China se ha conformado con el cuarto.

Hay muchas explicaciones posibles: la famosa "fatiga superheroica", el cansancio de ver siempre a los mismos personajes, la polémica política que ha llevado a calificar al personaje como (ay) "Superwoke" e incluso una fecha de estreno muy mal elegida, rodeada por otras películas-evento como la cuarta parte de 'Jurassic World' o 'Los 4 fantásticos: Primeros pasos' (cuyo rendimiento sigue siendo una de las mayores dudas del año en cuanto a taquilla).

Pero, personalmente, creo que el gran problema que ha tenido este 'Superman' es que gran parte del público de fuera de los Estados Unidos sigue viéndole unido a ese soniquete de "Paz, justicia y el estilo de vida americano". Aunque sea injusto. Aunque vaya en su contra. Aunque no tenga nada que ver con ese símbolo: el público general extranjero no puede evitar pensar en Superman como el personaje norteamericano por excelencia, más incluso que el mismísimo Capitán América (que, a lo largo de las películas, ya se ha ocupado de resignificarse). Y, fuera de Estados Unidos, su estilo de vida, cada vez más, nos causa repulsa y miedo en lugar de optimismo: la propaganda y las continuas amenazas de Donald Trump han resonado tanto en gran parte del público que, aunque sea de manera inconsciente, no ha querido ver un superhéroe que en la cultura popular representa, aunque sea de manera equivocada, el sistema.

Es innegable, a poco que hables con gente de la calle: Estados Unidos y sus habitantes cada vez causan más rechazo en el resto del mundo. Sí, su cultura sigue siendo hegemónica, pero el público ya rechaza las obras patrióticas que antes nos comíamos con patatas y sin problemas. Después de ver la trifulca que algunos espectadores yanquis -y cuatro exaltados españoles de esos que gritan mucho, se quejan mucho y necesitan un amigo que les diga "Para, por favor, te haces daño"- han montado ante la noticia de que, oh, no, Superman sería amable y lucharía por el bien, uno se puede hacer una idea de por qué la propaganda y las tiranteces del gobierno de un país (y un mundo) cada vez más dividido ha terminado dañando a una película inocente.

Cuando la amabilidad y la bondad se convierten en armas políticas, sabes que la cosa se está rompiendo a velocidad de vértigo. Y Superman, que siempre ha destacado por ser la mejor versión de nosotros mismos, no debería pagar el pato. Sin embargo, la taquilla es soberana, y deja bastante claro que un porcentaje del público español, alejado de los cómics y las redes sociales, no tiene el más mínimo interés en acercarse a nada que huela a bandera, águila, paz, justicia y el estilo de vida americano: James Gunn ha sido la víctima, sin pretenderlo, de todo aquello a lo que quería enfrentarse, mientras Donald Trump pone su cara en el póster de la película utilizando IA y lo postea desde la cuenta de la Casa Blanca. Y es que, tristemente, vivimos mucho más cerca de 'The Boys' que de 'Superman'.


Texto:  Randy Meeks                                             Foto/Via: Espinof

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