'Smoke' es un thriller oscuro y mordaz que se cuece a fuego lento y no te deja escapar. Para mí, es una de las mejores series del año
Cuando Dennis Lehane, autor de joyas como 'Mystic River' y guionista también de series como la aclamada 'The Wire', vuelve a colaborar con el actor Taron Egerton tras el éxito de 'Black Bird', es inevitable sentir algo de expectación. Y es una suerte que las expectativas se cumplan y nos encontremos con series tan fascinantes como 'Smoke', su nueva colaboración. Se estrenó hace unas semanas en Apple TV+ y aunque no le ayude que se encuentra en un catálogo algo menos mainstream, lo cierto es que el éxito que está teniendo está más que justificado.
Inspirada libremente en los crímenes reales del pirómano John Leonard Orr y en el podcast 'Firebug', la serie no se queda simplemente en un relato criminal, sino que aprovecha su base real para construir una historia absorbente, densa y emocionalmente compleja.
La trama sigue a Dave Gudsen (Egerton), un investigador de incendios, y a la detective Michelle Calderone (Jurnee Smollett), que cargan con sus propios fantasmas mientras persiguen a dos pirómanos. Y lo que podría haberse quedado en un expediente criminal más se convierte en un profundo estudio de personajes donde el fuego, lejos de servir solo para destruir, se convierte en un espejo de las heridas internas y las emociones.
En esta serie no hay prisas para resolver el misterio, y ese tempo pausado es parte de su encanto. 'Smoke' es una experiencia inmersiva que se cocina a fuego lento, dejando que el espectador respire con los personajes y que la tensión se condense. Y aunque al principio pueda parecer arriesgado esta lentitud para un género como este, que requiere más dinamismo, los que se dejen llevar por él descubrirán un thriller muy seductor.
En esa oscura mezcla, el minucioso guion y las interpretaciones de Egerton y Smollett destacan como los grandes pesos pesados de la serie. Los actores interpretan a dos polos opuestos que se atraen, siendo él un hombre al límite de su resistencia emocional, y ella una mujer tan fuerte como vulnerable al mismo tiempo. La química entre ambos hace que 'Smoke' sea un trayecto incómodo y realmente adictivo.
A fuego lento y sin pausa
Los primeros episodios de 'Smoke' avanzan despacito, como si quisieran pulir cada detalle visual y emocional. De hecho, la serie tiene un arranque más bien contenido y se reserva el acelerón para los que de verdad quieran quedarse hasta el final, porque serán los que acaben teniendo como recompensa una narrativa intensa que se adentra sin miedo en las sombras del alma humana.
Hay un cambio de foco del “quién lo hizo” al “por qué” que es lo que le aporta a la serie la profundidad que nos convence de quedarnos. Una vez que los misterios formales se despejan, el guion se dedica a exponer las grietas, contradicciones y obsesiones de sus protagonistas, ofreciendo un retrato algo difícil de asimilar, pero realmente magnético.
Y esto es algo que sostienen sobre los hombros Egerton y Smollett, que forman un tándem estupendo, él como un hombre desgastado, incapaz de ocultar su fragilidad, y ella como un personaje con una fuerza contenida que también está llena de dudas y miedo. Sus interacciones son el motor emocional de la historia y evitan que 'Smoke' se quede en un simple juego de policías y ladrones.
Hipnosis y colores cálidos
Si tuviera que quedarme con algo más para destacar de la serie, sin duda sería con la dirección de Kari Skogland, junto a una fotografía oscura y opresiva y la hipnótica banda sonora de Thom Yorke, que refuerzan el tono sombrío de la historia. Cada plano parece diseñado para que la mirada se detenga y transmitirnos una sensación de peligro latente.
Ese cuidado por lo estético no es solo un adorno, sino que forma parte de la narrativa. La ambientación, la luz y hasta el silencio trabajan en la misma dirección que el guion para mantenernos en tensión y que quedemos atrapados en un mundo donde el fuego es tanto una amenaza física como una metáfora emocional.
Y aunque parte de un caso policial con inspiración real, otra de las cualidades positivas que tiene 'Smoke' es que no se obsesiona con la fidelidad histórica. En lugar de eso, se construye una historia dentro de otra, liberando a los actores de la rigidez de la reconstrucción para permitirles explorar libremente a sus personajes.
Ese enfoque consigue que la serie sea más que un thriller, indagando en un drama humano con capas y transformándose en un retrato de cómo el dolor y la obsesión pueden consumir tanto como las llamas. El resultado es un producto elegante y emocionalmente resonante, y una serie que no me tiembla el pulso al incluirla entre mis preferidas de lo que llevamos de año.
Texto; Belén Prieto Foto/Via: Espinof
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